Combatir el Estado de vigilancia empieza por el individuo
¿Harto del régimen de vigilancia del Estado? Hay formas de utilizar la tecnología disponible para frustrar los esfuerzos del gobierno por espiarte.
¿Harto del régimen de vigilancia del Estado? Hay formas de utilizar la tecnología disponible para frustrar los esfuerzos del gobierno por espiarte.
En lugar de los habituales candidatos estatistas, los votantes argentinos tienen la oportunidad de elegir a un rothbardiano que aboga por cambios radicales de libre mercado en la economía nacional.
Aunque el llamamiento de Hillary Clinton a «desprogramar» a los partidarios de Trump ha sido recibido con risitas, su actitud coincide con la de la mayoría de las élites gobernantes de este país.
Algunos pequeños municipios de Pensilvania han disuelto sus departamentos de policía, por lo que otros quieren cobrarles impuestos por «depender» de la policía estadu al. Hay una solución aún mejor: permitir la vigilancia policial privada.
Mientras políticos como Bernie Sanders y AOC pregonan el modelo de beneficencia escandinavo para los EEUU, hay que entender algunas cosas sobre estos países y las economías que sostienen sus programas de beneficencia.
Con la destitución del presidente Kevin McCarthy, la Cámara es un caos, símbolo del caos mayor que ha envuelto a Washington. En lugar de mirar hacia dentro, las élites políticas se volverán aún más violentas hacia fuera.
Nicolás Maquiavelo, a menudo criticado por sus opiniones sobre el uso del poder político, comprendía los peligros del gasto público descontrolado. Quizá nuestros propios líderes políticos deberían leer «El príncipe».
Lee el New York Times (o incluso el National Review) y te enterarás de que el enfrentamiento presupuestario es entre los «adultos» del Congreso y los chiflados de derecha de la Cámara de Representantes. Pero no es así.
No satisfechos con las guerras inútiles y destructivas que ha librado en este siglo, los dirigentes de las Fuerzas Armadas de EEUU quieren ahora que se restablezca el reclutamiento. En lugar de ello, quizá nuestro gobierno debería dar una oportunidad a la paz.
Los progresistas han creado un nuevo delito de pensamiento: la apropiación cultural. Sin embargo, uno no puede apropiarse de algo que no es propiedad de nadie.