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Cómo la guerra a la droga global hizo bajar los precios de la heroína

En la década de 1950, gánsteres corsos como Lucky Luciano crearon un imperio mafioso haciendo contrabando de base de morfina de Turquía a Sicilia, donde se refinaba para convertirla en heroína, luego enviada a Francia y finalmente a Estados Unidos. Esta era la infame «conexión francesa» que suministraba la mayoría de la heroína que recibía Estados Unidos a lo largo de principios de la década de 1970.

Cuando Nixon asumió el cargo, presionó al gobierno turco para que prohibiera la producción de amapola y la aplicación de estas nuevas leyes acabó en buena medida con el comercio de opio turco en 1972. La «Guerra a las Drogas» de Nixon parecía que iba a ser breve.

Pero donde hay un mercado siempre habrá una oferta. La mafia abandonó Turquía como fuente de opio y encontró un nuevo suministrador en el «Creciente Dorado», refiriéndose principalmente a Irán, Afganistán y Pakistán. El “Triángulo Dorado” del sudeste asiático (que incluía Laos, Tailandia y Birmania) era otra fuente de opiáceos a la que también podía recurrir la mafia. El comercio de heroína se recuperó rápidamente del tropiezo turco e incluso excedió los niveles anteriores de producción.

Como detallé en un artículo anterior, el gobierno de EEUU toleró el comercio asiático de heroína durante la guerra del Vietnam porque quiso estar en buenos términos con sus aliados (principalmente el Hmong) contra los comunistas. Después de terminar la Guerra de Vietnam, la DEA dirigió su atención al comercio de drogas del sudeste asiático, que era entonces el principal suministrador de opiáceos del mundo y la creciente aplicación de las leyes sobre drogas generó una reducción de la heroína asiática en más de 2/3.

Con la disminución del comercio de drogas en Asia, este se desarrolló rápidamente en México. Era una región que era más fácil de controlar para Estados Unidos y los intentos de aplicar dicho control se trasladaron rápidamente y con éxito a México. Pero un cambio de régimen en Afganistán permitió la supresión de la amapola mexicana para volver a aparecer en el Creciente Dorado con una fortaleza no vista a principios de la década de 1970. La producción de opio en oriente medio se dobló entre 1982 y 1983.

No importa el éxito que tengan las leyes contra las drogas en una región, la producción siempre parece aparecer en otro lugar para rellenar el vuelco recién creado en el mercado de la heroína. En el lenguaje de la historia de la guerra de las drogas a esto se le llama «efecto aplastar-aparecer». En economía, es poco más que ventaja comparativa en acción.

La ventaja comparativa en el comercio de drogas

Hasta donde yo sé, el concepto de ventaja comparativa nunca se ha aplicado al fenómeno «aplastar-aparecer», pero estoy convencido de que este concepto económico explica perfectamente lo que hemos visto en la guerra global contra las drogas a lo largo de las últimas décadas.

De acuerdo con la doctrina Aplastar-Aparecer, cuando la producción de drogas sea «aplastada» en una región a través de políticas más duras, simplemente «aparecerá» en algún otro lugar. Esto es empíricamente cierto cuando se observa la historia de la guerra a la droga. Mi problema con esta doctrina es que no contiene todas las implicaciones de estas políticas de aplicación.

Por ejemplo, la teoría Aplastar-Aparecer no puede explicar la tendencia de los precios de la heroína a lo largo de las últimas décadas. La ONU empezó a documentar los precios globales de la heroína en 1990 y, desde entonces, estos han estado cayendo constantemente (y otros datos cuantitativos muestran la misma tendencia remontándose hasta la década de 1970). Aplastar-Aparecer explica por qué continúa la producción de heroína a pesar de los intentos de imposición, pero no da ninguna idea de por qué los precios en realidad caen.

La teoría de la ventaja comparativa, combinada con una comprensión de la acumulación de capital, responde a ambas preguntas. La producción de heroína está dominada por una región concreta porque esa región tiene unas condiciones únicas para ello, evidentemente. Esto puede significar que los terrenos son particularmente fértiles para el cultivo de la amapola o puede ser que los granjeros hayan desarrollado habilidades o herramientas particularmente apropiadas para esta cosecha. En el caso de Laos, por ejemplo, provino de innovaciones tecnológicas en el refinado de heroína que producían una sustancia más pura. También puede significar, por supuesto, que una aplicación menos dura de las leyes de drogas (o incluso la ausencia de dichas leyes) rebaje el coste relativo de producción a través de un menor riesgo de actuar ilegalmente. Este último punto es evidentemente la variable relevante en este análisis.

Cada vez que aumenta la dureza en una región concreta, aumenta el coste de producción en la región objetivo y por tanto aumenta la ventaja comparativa de cualquier otro país en la producción de heroína. Como consecuencia, sea cual sea la región que fuera previamente, la segunda productora más eficiente de heroína ahora se convierte en la primera más eficiente. La supresión turca significó la ventaja del sudeste asiático. La supresión del sudeste asiático significó la ventaja mexicana. La supresión mexicana significó la ventaja afgana. Y el patrón continúa de esta misma manera.

La razón por la que la teoría del capital y la teoría de la ventaja comparativa explican realmente la reducción de los precios de la heroína es que cada vez que cambia la ventaja comparativa, sea cual sea el nuevo país que ocupa el puesto más alto o en la producción eficiente de heroína, este realiza inversiones de capital en se comercio. Ejemplos de estas inversiones serían la construcción de refinerías o el aprendizaje individual de prácticas agrícolas para el cultivo de la amapola. Al ir pasando la aplicación de las leyes de las drogas de un lugar a otro, un creciente número de países hace este tipo de inversiones de capital.

Una vez un país ha hecho estas inversiones de capital, el coste a largo plazo de la producción de heroína disminuye en términos absolutos. Esto significa que incluso una vez que la persecución se traslada a este nuevo mercado dominante, los costes de la producción de heroína acaban siendo más bajos de los que habrían sido si nunca hubiera existido el incentivo para invertir desembolsos de capital para empezar. Lo que vemos en la doctrina Aplastar-Aparecer es que la región dominante de producción de heroína va cambiando al adaptarse el mercado a las prácticas caprichosas de aplicación legal de los distintos gobiernos. Pero el coste general de la producción de heroína, hablando en términos globales, se establece realmente mediante el constante incentivo para cada vez más países de hacer inversiones de capital en producción de heroína. Después de todo, incluso cuando un país es “aplastado” por su posición dominante, sigue produciendo niveles nominales de heroína.

En lenguaje económico, esto significa un que la persecución global de las drogas ha hecho más elástica la oferta de heroína. Cuando el efecto Aplastar-Aparecer aparece en un país que previamente había disfrutado de la posición dominante, es capaz de reasumir la producción de heroína con al menos parte de sus inversiones previas de capital ya establecidas y los demás países mantienen niveles nominales de producción con el capital que invirtieron durante su propio periodo dominante de producción.

El concepto de ventaja comparativa también explica mejor la guerra a las drogas, porque ilustra la inevitable inutilidad de cualquier intento de suprimir la fabricación de drogas. En el marco Aplastar-Aparecer es al menos teóricamente factible que los gobiernos mundiales se coordinen e inviertan recursos suficientes como para aplastar la producción de amapola en todas las regiones relevantes al mismo tiempo, sin dejar que quede ninguna región en la que pueda aparecer nueva producción. La teoría de la ventaja comparativa trata esta posibilidad con una respuesta sencilla: como el mercado sigue existiendo, si los costes de producción aumentan por igual en todas las regiones de producción, la ventaja comparativa (y por tanto la producción dominante) sencillamente prevalecerá en la misma región que es actualmente dominante. Suprimir la producción de heroína es por tanto totalmente inútil cuando se analiza a través de estas lentes económicas.

En lugar de obstaculizar el comercio de heroína, los esfuerzos del gobierno por aplicar leyes sobre drogas solo han ayudado a estimular la inversión global de capital en producción de heroína y por tanto han ayudado a crear una oferta más elástica de heroína y precios de la droga en continua disminución. Mientras continúen estos intentos de aplicación, con una curva de oferta cada vez más elástica, los recursos policiales tendrán que aumentar exponencialmente para al menos mantener los mismos malos resultados vistos en el pasado, ya que la inversión de capital continúa aumentando a pesar de todo. Hablando económicamente, es literalmente imposible ganar la guerra global contra las drogas.

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Image Source: J McDowell www.flickr.com/photos/jmcdowell/
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