Friday Philosophy

¿Es ideológica la teoría subjetivista del valor?

Según los marxistas, la teoría del valor subjetivo no es más que apologética burguesa. Al utilizar la teoría subjetiva, los economistas ocultan el hecho de que el proletariado bajo el capitalismo es explotado. La teoría del valor trabajo muestra que el trabajo es la fuente de toda la plusvalía que no se contabiliza en el coste de producción de una mercancía.

La refutación de la teoría laboral del valor no es nuestra tarea hoy. Además, aunque es cierto que incluso si la teoría del valor subjetivo es, como dicen los marxistas, apologética capitalista, eso no demostraría que es falsa. Ese tampoco es nuestro tema hoy.

Más bien, lo que quiero discutir es un punto que Mises hace en Acción humana y que no he visto en otra parte de la literatura. Cuando la teoría subjetiva fue formulada en la década de 1870 por Carl Menger, William Stanley Jevons y Léon Walras, adolecía de un defecto. Este defecto ayudó a los socialistas a defender sus argumentos. No fue hasta el propio Mises que este defecto fue remediado; esto tuvo lugar después de la Primera Guerra Mundial, cuando Mises desarrolló su famoso argumento de cálculo contra el socialismo. El hecho de que la teoría subjetiva haya existido durante cincuenta años mientras conservaba la ayuda que prestaba al socialismo es una prueba contundente de que la teoría no fue concebida como una defensa del capitalismo. Un posible contraargumento es que, incluso si la teoría subjetiva ayudó al socialismo, esta característica se ve superada por otros aspectos de la teoría que encubrían la explotación; pero este no parece un camino plausible.

La forma en que la teoría subjetiva ayudó al socialismo es que uno de los principales argumentos antisocialistas va en esta línea: Aunque el sistema capitalista tenga todo tipo de defectos, esto no justifica el socialismo. Tenemos pocas razones para pensar que un sistema socialista pueda ponerse en práctica. Pero la teoría subjetivista nos da motivos para pensar que un sistema socialista podría funcionar.

Mises explica la cuestión de esta manera.

Los socialistas, los institucionalistas y la Escuela Histórica han reprochado a los economistas haber empleado la construcción imaginaria del pensamiento y la actuación de un individuo aislado. Este modelo de Robinson Crusoe, se afirma, no sirve para el estudio de las condiciones de una economía de mercado. El reproche está en cierto modo justificado. Las construcciones imaginarias de un individuo aislado y de una economía planificada sin intercambio de mercado sólo son utilizables a través de la implicación del supuesto ficticio, autocontradictorio en el pensamiento y contrario a la realidad, de que el cálculo económico es posible también dentro de un sistema sin mercado para los medios de producción.

Fue sin duda un grave error que los economistas no se dieran cuenta de esta diferencia entre las condiciones de una economía de mercado y una economía no de mercado. Sin embargo, los socialistas tenían pocas razones para criticar esta falta. Pues consistía precisamente en que los economistas implicaban tácitamente la suposición de que un orden socialista de la sociedad también podía recurrir al cálculo económico y que afirmaban así la posibilidad de la realización de los planes socialistas. (Acción humana, p. 206)

La forma en que los primeros teóricos subjetivos cometieron este error es que pensaron erróneamente que el cálculo económico puede tener lugar sin el uso de los precios del dinero. Un sistema socialista es, por definición, de planificación centralizada, y un sistema de planificación centralizada no asigna los recursos utilizando los precios del dinero. Pero si el cálculo de la utilidad es posible sin dinero, entonces tal vez se pueda superar el problema del cálculo.

Mises explica el argumento prosocialista de esta manera:

Es imperdonable que los economistas modernos no hayan reconocido los problemas que conlleva.

Wieser tenía razón cuando declaró en una ocasión que muchos economistas se han ocupado involuntariamente de la teoría del valor del comunismo y, por ello, han descuidado la del estado actual de la sociedad. Es trágico que él mismo no haya evitado este fracaso.

La ilusión de que es posible un orden racional de gestión económica en una sociedad basada en la propiedad pública de los medios de producción debió su origen a la teoría del valor de los economistas clásicos y su tenacidad al fracaso de muchos economistas modernos en pensar de forma coherente hasta sus últimas conclusiones el teorema fundamental de la teoría subjetivista. Así, las utopías socialistas fueron generadas y preservadas por los defectos de esas escuelas de pensamiento que los marxianos rechazan como «un disfraz ideológico del interés de clase egoísta de la burguesía explotadora». En realidad, fueron los errores de estas escuelas los que hicieron prosperar las ideas socialistas. Este hecho demuestra claramente la vacuidad de las enseñanzas marxianas relativas a las «ideologías» y a su vástago moderno, la sociología del conocimiento. (207)

Mises hizo un gran avance en la teoría subjetiva al sacar a la luz todas las implicaciones del hecho de que las preferencias son puramente ordinales. Se puede preferir el helado de vainilla al de chocolate, por ejemplo; pero no se puede decir cuánto se prefiere uno a otro. Las magnitudes intensivas no pueden medirse. El cálculo sólo puede realizarse mediante los precios del dinero, y sin el cálculo no hay forma de saber si los bienes de producción con usos alternativos se están asignando de la forma que mejor satisface a los consumidores. Además, sin el cálculo económico, no se podría

mostrar cuánto se puede consumir sin perjudicar la capacidad futura de producir. Es en relación con este problema que se desarrollan las nociones fundamentales del cálculo económico -capital e ingreso, beneficio y pérdida, gasto y ahorro, coste y rendimiento-. El empleo práctico de estas nociones y de todas las nociones derivadas de ellas está inseparablemente ligado al funcionamiento de un mercado en el que los bienes y servicios de todo tipo se intercambian contra un medio de cambio universalmente utilizado, el dinero. Serían meramente académicas, sin ninguna relevancia para actuar dentro de un mundo con una estructura de acción diferente. (212)

Los marxistas podrían intentar responder a Mises que su afirmación sobre la necesidad de los precios del dinero para el cálculo económico es en sí misma ideológica. Pero esto sería más convincente si pudieran demostrar que el cálculo económico sin precios monetarios es posible, y esto es algo que no han conseguido.

image/svg+xml
Note: The views expressed on Mises.org are not necessarily those of the Mises Institute.
What is the Mises Institute?

The Mises Institute is a non-profit organization that exists to promote teaching and research in the Austrian School of economics, individual freedom, honest history, and international peace, in the tradition of Ludwig von Mises and Murray N. Rothbard. 

Non-political, non-partisan, and non-PC, we advocate a radical shift in the intellectual climate, away from statism and toward a private property order. We believe that our foundational ideas are of permanent value, and oppose all efforts at compromise, sellout, and amalgamation of these ideas with fashionable political, cultural, and social doctrines inimical to their spirit.

Become a Member
Mises Institute