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El plan para salvar el servicio postal haciéndolo aún peor

Es probable que no haya un burócrata federal más repugnante que el bien llamado Louis DeJoy, quien, a pesar de ser supuestamente un exitoso hombre de negocios, tiene un plan de negocios infalible para resucitar el Servicio Postal de los Estados Unidos (USPS)—subir los precios y disminuir el servicio. Suena perfecto.

DeJoy (traducido como «perder la felicidad») planea, entre otras cosas, subir los precios de los sellos y los envíos y quiere tener hasta cinco días para entregar las cartas de primera clase, en lugar de tener el objetivo de entregarlas en todo el país en uno o tres días, informa el Wall Street Journal. El USPS tiene el monopolio de la entrega de primera clase, así que, como todos los monopolistas, DeJoy quiere precios más altos y un servicio pésimo. Todo en nombre de salvar al USPS.

Utilizando la misma lógica que cuando se dispara a un agujero en el granero y luego se pinta la diana alrededor para determinar la precisión de la puntería, el USPS está tratando de lograr sus objetivos jugando con las métricas. «El año pasado, el correo de primera clase alcanzó su objetivo de servicio en un 89,7% de media, muy por debajo de su objetivo del 96%», escriben Jennifer Smith y Paul Ziobro para el WSJ.

Hay treinta mil locales de USPS y DeJoy nos asegura que no piensa cerrar un montón de ellos, pero «el plan prevé consolidar un número no especificado de estaciones de bajo tráfico y sucursales de la oficina de correos de la ciudad con otros locales cercanos», según Smith y Ziobro.

Es posible que hayas oído que la Constitución de EEUU en 1789 autorizó al Congreso a establecer «Oficinas de Correos y caminos de correos». Pero, como escribió James I. Campbell en su libro The Last Monopoly, la ley postal de 1792 limitaba el monopolio postal a «carta o cartas, paquete o paquetes, que no fueran periódicos».

«Hasta la Ley Postal de 1863», escribió Campbell, «las cartas interurbanas se retenían en la oficina de correos de destino para su recogida o eran entregadas por un “cartero” que actuaba como contratista independiente y cobraba al destinatario dos céntimos, uno de los cuales iba a parar a la oficina de correos». El Código Postal de 1872 amplió el monopolio postal a la entrega de cartas locales.

El USPS ha perdido dinero en cada uno de los últimos catorce años. En su último año fiscal, Correos perdió 9.200 millones de dólares.

Antes de las elecciones de 2020, el Instituto Brookings detalló el intento de Donald Trump de cerrar el USPS para su ventaja política. Trump declaró: «Ellos [los demócratas] quieren 25 mil millones de dólares—millones—para la oficina de correos. Necesitan ese dinero para que la oficina de correos funcione y pueda recibir todos esos millones y millones de papeletas. Pero si no consiguen esas dos partidas, eso significa que no se puede tener el voto universal por correo porque no están equipados para tenerlo».

Rashwan Ray calificó la torpeza de Trump como «no sólo un ataque al voto justo y equitativo y al proceso democrático. También es un ataque a la Constitución, a los veteranos de Estados Unidos y a la igualdad racia»l.

Hubo un tiempo en que el correo se dedicó a la censura. Eric Longley escribió en «Mencken contra la Oficina de Correos» lo siguiente: «La disposición de Mencken a dar la batalla contra la Oficina de Correos, una vez que la batalla le fue impuesta, puede explicarse, no sólo por su propio interés, sino por su hostilidad hacia la “Comstockery” y hacia la censura de la Oficina de Correos».

«Comstockery» fue acuñado por George Bernard Shaw y adoptado por Mencken y otros para describir las payasadas del vicecriminal Anthony Comstock, fundador de la Sociedad de Nueva York para la Supresión del Vicio.

La Oficina de Correos consideró que la revista de Mencken, American Mercury, era obscena debido a las objeciones de la Watch and Ward Society. El artículo ofensivo era la historia de Herbert Asbury «Hatrack», que presentaba a una prostituta de un pueblo que atendía a hombres católicos en el cementerio protestante y a hombres protestantes en el cementerio católico.

Ella «pidió perdón, y podría haberse reformado si se le hubiera concedido. Sin embargo, los santurrones del pueblo se negaron a perdonar y la rechazaron cuando entró en la iglesia el domingo».

Longley escribió: «Mencken calificó la decisión de la Oficina de Correos como “puramente gratuita y maliciosa”, ya que la revista ya había sido enviada por correo. Sin embargo, Mencken estaba decidido a luchar contra la decisión de la Oficina de Correos de que el Mercury era obsceno».

Mientras que Mencken ganó su caso contra la Watch and Ward Society, Longley describió el fallo del tribunal en su caso contra la oficina de correos como «una opinión poco memorable del Tribunal del Segundo Circuito».

Entonces, ¿debe DeJoy arreglar el USPS haciéndolo peor? Tal vez haya otra manera. Lew Rockwell escribió en 2009 para mises.org, «Escribiendo en El Estado y la Revolución en 1917, Vladimir Lenin resumió el objetivo económico del socialismo de la siguiente manera: “Organizar toda la economía en las líneas del servicio postal…”»

El capitalismo competitivo es la respuesta.

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