Mises Wire

La inflación de los precios es tan difícil de predecir porque hay muchas partes móviles: la oferta y la demanda de dinero, la velocidad del dinero y la oferta de bienes y servicios.

Los gobiernos suelen exigirte «pregúntate qué puedes hacer por tu país», pero esos gobiernos nunca nos garantizan nada a cambio de nuestro sacrificio.

Parece que si estás ligeramente en contra de la guerra contra las drogas y de los altos impuestos, eres un «libertario» para muchos comentaristas de izquierda, incluso si también apoyas programas como el «ingreso básico universal» y las energías renovables.

En teoría, es posible ajustar las medidas de inflación para tener en cuenta los numerosos cambios constantes de los precios que resultan de los cambios en la demanda, la calidad y las innovaciones. Pero es esencialmente imposible ejecutar estos ajustes con precisión.

La Reserva Federal y otros bancos centrales están entrando en un enorme experimento de impresión de dinero con la esperanza de mantener la máquina de gasto del gobierno a toda velocidad para siempre. Las consecuencias no deseadas serán altamente destructivas.

Lord Kelvin dijo una vez, «Si no puedes medirlo, entonces no es ciencia» y «tu teoría está más basada en la imaginación que en el conocimiento». Esto ciertamente parece aplicarse a los muchos modelos COVID-19 que se utilizan actualmente para destruir los derechos humanos en todo el mundo.

¿Puede demostrarse la indiferencia en la acción?

Aunque las tragedias nacionales tienden a unir a un país, parece claro que el coronavirus dejará a América tan dividida como lo ha estado en la historia moderna.

Los precios determinados en el mercado son absolutamente esenciales para el funcionamiento del sistema económico. Esto no es menos cierto si la propiedad de hoy fue redistribuida injustamente en el pasado. Los precios de mercado de hoy son el camino hacia la recuperación.

Ahora, más que nunca, estamos en aguas desconocidas en lo que se refiere a bancos centrales y política monetaria. El economista Brendan Brown echa un vistazo a dónde estamos y lo que el futuro podría deparar a la carrera de los bancos centrales hacia el fondo.