Mises Wire

Si el FBI y el Pentágono ya han demostrado que sus funcionarios están dispuestos a romper y doblar las reglas para obstruir Trump, ¿por qué creer a la clase administrativa cuando insisten en que las elecciones son libres y justas y todo por encima de la mesa?

Ahora no es el momento de suspirar por los días de política agradable. En las últimas décadas, EEUU ha pasado por transformaciones políticas y culturales radicales que están haciendo al país progresivamente ingobernable.

La dialéctica marxista pretendía explicar todos los desarrollos de la sociedad soviética. Pero se necesitaban tanto pensamiento ilusorio que finalmente todo se convirtió en tema de bromas.

Muchos profesionales de la salud han adoptado felizmente la misma actitud que los policías: «somos expertos, no se atrevan a cuestionarnos». Pero las 100.000 muertes por error médico al año sugieren que esta experticia debería ser cuestionada más a menudo.

La década de 1920 se caracterizó por la distensión política, la liquidación de deudas por la inflación previa de los precios al consumidor, un estancamiento introductorio de la inflación monetaria, un milagro económico alemán y una amplia revolución tecnológica. La década de 2020 no tiene nada de esto.

La toma de decisiones descentralizada es de vital importancia en posibles situaciones de emergencia, porque sólo los propietarios tienen la piel en el juego que obliga a la gente a pensar largo y tendido sobre las consecuencias y los efectos secundarios de sus acciones.

El dólar se ha beneficiado enormemente del abandono del dinero mercancía, el sistema de Bretton Woods y el aumento de las monedas fiduciarias competidoras. Esto es en parte por lo que el dólar ha llegado a dominar el comercio internacional.

El Partido Liberal Canadiense comenzó como un partido de liberalismo clásico, que apoyaba radicalmente la libertad y el libre mercado. Pero esos días ya pasaron.

Staten Island una vez votó 2 a 1 para dejar la ciudad de Nueva York. Los señores de Manhattan ignoraron la votación. Pero Staten Island estaría mejor como una ciudad separada, y lo mismo ocurre con Brooklyn y Queens.

El gobierno gasta grandes cantidades de dinero en programas educativos que tienen como objetivo dar «igualdad de oportunidades» a los considerados desfavorecidos, pero hay poca o ninguna evidencia de que estos programas logren algo.