La igualdad requiere violencia estatal
Aunque igualdad y «equidad» son palabras en boga modernas, la única forma de alcanzar ese nirvana social es por medios violentos. ¿Realmente queremos ir allí?
Aunque igualdad y «equidad» son palabras en boga modernas, la única forma de alcanzar ese nirvana social es por medios violentos. ¿Realmente queremos ir allí?
Mientras los gobiernos crean una crisis inmobiliaria, los marxistas piden políticas que empeoren la crisis.
Políticos como Elizabeth Warren y Alexandria Ocasio-Cortez exigen que los empresarios de éxito paguen impuestos hasta caer en el olvido. Los verdaderos parásitos son los políticos que destruyen riqueza en lugar de crearla.
La delincuencia violenta aumenta en Canadá, y su democracia progresista es incapaz de detenerla. Una mayor potenciación del Estado empeora las cosas.
La filósofa Susan Neiman puede ser de izquierda, pero reconoce los peligros del progresismo woke.
Los políticos canadienses pregonan su sistema sanitario como moralmente superior a la medicina privada. No hay nada de moral en relegar a la muerte a miles de personas cada año por falta de atención médica.
Marx puede haber sido un filósofo o simplemente alguien con una opinión. Sin embargo, no era economista.
La mayoría de los socialistas no están mal informados sobre cómo tener una economía próspera, pues ese no es su objetivo.
Si hemos aprendido algo de cientos de años de opresión y atrocidades gubernamentales, una cosa es cierta: el gobierno no es nuestro amigo.
El progresismo es colectivista, antiindividual y, en última instancia, destruye la propia civilización. La economía austriaca se opone a esta fuerza.