El socialismo no puede funcionar, ni siquiera en una economía impulsada por IA
Algunos afirman que la IA puede hacer viable el socialismo, pero ni siquiera la IA puede sustituir al cálculo económico empresarial.
Algunos afirman que la IA puede hacer viable el socialismo, pero ni siquiera la IA puede sustituir al cálculo económico empresarial.
Tras el colapso de la URSS, muchos socialistas depositaron sus esperanzas en el desarrollo de un «socialismo de mercado» que fuera económicamente eficiente y creara igualdad. El filósofo marxista G.A. Cohen disintió sabiamente.
La deuda estudiantil es un enorme problema social, pero la razón es que los propios costes de la enseñanza superior se han convertido en un gran problema y son una carga financiera cuyos costes superan a sus beneficios.
El socialismo moderno se basa en la interferencia del Estado en las relaciones humanas normales, económicas y de otro tipo. Es tan desastroso como el antiguo modelo de planificación estatal.
La policía secreta de Alemania Oriental, la Stasi, desarrolló el arte de la vigilancia masiva utilizando métodos predigitales. La tecnología moderna facilita mucho el trabajo.
El presidente Biden anunció recientemente a bombo y platillo que su administración transformará la economía de EEUU mediante la planificación central. Esto no acaba bien.
Los socialistas y comunistas afirman apoyar los derechos de los pueblos «indígenas». Sin embargo, ese apoyo suena hueco dado cómo la URSS abusó de los pueblos nativos de Siberia, todo ello mientras los socialistas y comunistas americanos apoyaban acríticamente a la Unión Soviética.
Comprender y practicar la economía es la clave para destruir los cimientos del socialismo democrático. Esto sólo puede lograrse mediante la comprensión de mejores ideas, y mediante la razón. El Complot de la Moneda Global pretende ser una contribución para ayudar a que prevalezcan las ideas mejores.
El profesor Quinn Slobodian cree que el libre mercado conduce a la explotación tiránica de los trabajadores y que el socialismo es la única solución. En realidad, la competencia de mercado es la respuesta.
Sudán no cuenta con instituciones gubernamentales ni sociales que permitan a la población desarrollarse y crear riqueza. En su lugar, la gente recibe limosnas de Occidente, lo que no contribuye en nada a reducir la pobreza.