La sociedad es una bendición, pero el gobierno es el mal
La seguridad y la prosperidad del individuo y del conjunto dependen de los principios de la sociedad y la civilización, algo más profundo que cualquier gobierno.
La seguridad y la prosperidad del individuo y del conjunto dependen de los principios de la sociedad y la civilización, algo más profundo que cualquier gobierno.
Los críticos afirman que la economía de mercado incurre en una «obsolescencia planificada» que fomenta el lanzamiento de productos buenos a los vertederos. En realidad, actividades que podrían parecer un despilfarro son el mejor uso de los recursos.
Los progresistas afirman que la desigualdad provoca la pobreza y empeora la vida de las personas. En realidad, la desigualdad conduce a mejores resultados económicos en general y saca a más personas de la pobreza.
La clase dirigente afirma que el libre mercado no es más que un esquema de «goteo». Pero un sistema de libre mercado realmente sirve mejor a la sociedad.
La economía keynesiana es un azote para cualquier nación que la intente, y los países africanos no son una excepción.
La línea estándar entre la gente del Gran Reinicio es que el capitalismo explota a las naciones pobres y causa la pobreza. En realidad, el capitalismo y el libre mercado han reducido la pobreza en todo el mundo.
Una crítica habitual a los mercados libres es que éstos promueven la desigualdad. Es hora de desmentir esta falsa afirmación.
La Zona de Libre Comercio del Continente Africano tiene el potencial de servir a los africanos y mejorar su nivel de vida. Sin embargo, se ve amenazada por los intentos de los gobiernos de «gestionar» el comercio.
El utilitarismo asume que la moralidad —el bien— es puramente subjetiva para cada individuo. También supone que estos deseos subjetivos pueden sumarse, restarse y sopesarse entre los distintos individuos de la sociedad.
Al pedir a las personas que no persigan el éxito en el mercado, los altruistas les piden en realidad que no ayuden a los demás.