Al igual que el dinero nuevo, el conocimiento se extiende de forma desigual por la economía en una especie de efecto Cantillon. Esto es lo que significa para los distintos agentes del mercado.
Por mucho que queramos sustituir los mercados por edictos gubernamentales, el hecho es que ningún control gubernamental puede anular las realidades de la ley económica.
Los trabajadores deben tener la libertad de tomarse su tiempo libre cuando más lo necesiten. Las vacaciones oficiales del gobierno no significan realmente más tiempo libre. Sólo significan menos flexibilidad.
La alcalde Lori Lightfoot reprendió a los negocios por no hacer lo suficiente para protegerse de los robos. Pero el gobierno de Chicago hace mucho para evitar que las empresas privadas lo hagan.
Con nuevos mandatos de máscaras y vacunas, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, ha reafirmado el estatus del estado como el más celoso practicante del culto covid del país.
La «ciencia» es ahora indistinguible de la política. Como demostró la histeria de la «lluvia ácida» en los años 70 y 80, «seguir la ciencia» es sólo un eslogan político, sin relación con la ciencia real.
Los poderes reguladores han permitido a las agencias gubernamentales impulsar los mandatos de vacunación de nuevas maneras. Pero el Estado benefactor también ofrece muchas formas de «fomentar» el cumplimiento de casi todo el mundo.
Mucha de la política económica se basa en «economía» que hace suposiciones que tienen muy poco que ver con la realidad.
«África no tiene las vacunas ni los recursos para luchar contra el COVID-19 que tienen en Europa y Estados Unidos, pero de alguna manera parece que lo están haciendo mejor».
