Resumen
La teoría libertaria unificada (ULT) sostiene que el libertarismo y el realismo son expresiones de una única ética moldeada por el contexto. En esencia, la ULT afirma el principio de no agresión (NAP) como el compromiso moral fundamental del pensamiento libertario. Sin embargo, reconoce que las relaciones internacionales carecen de la infraestructura legal y las normas mutuas que hacen que este principio sea operativo en el ámbito nacional. Mientras que el entorno nacional permite la restricción basada en leyes y normas, los asuntos exteriores operan en un entorno anárquico donde la disuasión, y no la moralidad, garantiza el orden. La ULT afirma que la libertad se preserva a través de dos medios: las instituciones cuando es posible, la estrategia cuando es necesario. El realismo no se convierte en un rival del libertarismo, sino en su aplicación externa en un mundo sin tribunales, contratos o reciprocidad. El poder debe seguir estando limitado, pero por la prudencia y el interés propio, más que por la ley. La función del Estado sigue siendo la misma: preservar la libertad, no proyectar la virtud. Internamente, esto se logra mediante una legislación descentralizada y la interacción voluntaria; externamente, mediante la disciplina estratégica y la fuerza calibrada. El ULT reconoce que un Estado puede verse obligado a actuar para preservar la libertad de aquellos a quienes sirve. La acción debe guiarse por el interés, la necesidad y la proporcionalidad. La coacción solo se justifica en la medida en que defiende la libertad sin convertirse en una amenaza para ella. Por lo tanto, el ULT rechaza tanto el imperialismo moral del intervencionismo idealista como el absolutismo paralizado del pacifismo doctrinario. El ULT ofrece una doctrina para un mundo en el que las buenas intenciones no son suficientes. Afirma que la libertad se sustenta en la estructura —legal cuando es posible, estratégica cuando es necesario.
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