¿Qué puede enseñarnos Carl Menger sobre los sánduches de falafel?
¿Qué mejor manera de explicar la relación entre los bienes de orden superior y los de orden inferior que con la comida? Aquí nos fijamos en el sánduche de falafel.
¿Qué mejor manera de explicar la relación entre los bienes de orden superior y los de orden inferior que con la comida? Aquí nos fijamos en el sánduche de falafel.
Los economistas utilizan la preferencia temporal para explicar la existencia del interés, pero la capacidad de las personas para posponer parte del consumo presente con el fin de ahorrar para el futuro tiene ramificaciones sociales mucho más amplias.
Cuando Adam Smith y los clásicos ingleses promovieron la división del trabajo como el ingrediente más importante del desarrollo económico, hicieron falta Carl Menger y sus sucesores austriacos para señalar ese error y promover la adecuada teoría económica de la producción.
Los economistas de la corriente dominante convertidos en guerreros del clima utilizan métodos de coste de producción para determinar el «verdadero» coste social del carbono. Recurren a una metodología desacreditada atribuida falsamente a los escolásticos medievales.
Uno de los dogmas de la economía dominante es que sólo el gobierno puede proporcionar el número «óptimo» de bienes no rivales, o públicos. Los economistas austriacos nunca han aceptado esta teoría.
Aunque el famoso ensayo de F.A. Hayek de 1945 critica eficazmente la hipótesis de la «información perfecta», es una explicación inadecuada de la cuestión del cálculo económico.
Mises en 1926: La opinión pública siempre quiere «dinero fácil», es decir, tipos de interés bajos. Pero la propia función del banco emisor de billetes es resistirse a tales demandas, protegiendo su propia solvencia.
Las preferencias por los buenos tiempos también significan buenos tiempos en un ambiente de fiesta. Cuando Jamaica abrazó el socialismo hace muchas décadas, no se suponía que llegaría a esto.
Es fácil pensar que las curvas de oferta y demanda son la clave del análisis económico. En realidad, no pueden decirnos gran cosa, y hacer hincapié en ellas en realidad obstaculiza una mejor comprensión de los procesos económicos.
Mientras que los economistas austriacos critican a los neoclásicos por el uso de supuestos falsos en sus modelos, los críticos han dirigido la misma crítica contra los austriacos por su uso de la economía de rotación uniforme.