¿Podrá América sobrevivir a la desdolarización global?
Aunque el dólar de los EEUU es la moneda de «reserva» del mundo —al menos por ahora—, las imprudentes políticas de gasto y creación de dinero del gobierno de los EEUU ponen en peligro al dólar.
Aunque el dólar de los EEUU es la moneda de «reserva» del mundo —al menos por ahora—, las imprudentes políticas de gasto y creación de dinero del gobierno de los EEUU ponen en peligro al dólar.
Por desgracia para los trabajadores, parece que el «boom empresarial Biden-Harris» no es tal.
John Hasnas ha escrito un nuevo libro en el que expone cómo funcionan las sociedades con cooperación mutua y derecho consuetudinario. Según David Gordon, se trata de una importante contribución al pensamiento social libertario.
¿Podría el gobierno federal de América socavar deliberadamente los esfuerzos de recuperación para tratar de alcanzar sus propios fines políticos deseados? Por supuesto que sí.
En una nueva Guerra Fría, Matthew Kroenig y Dan Negrea han escrito un nuevo libro, We Win, They Lose: Republican Foreign Policy and the New Cold War, que intenta fusionar las políticas exteriores de Ronald Reagan y Donald Trump. El resultado es un Frankenstein de la política exterior.
La huelga de estibadores aumentará los precios y, en general, actuará «en restricción del comercio». Esto, nos dicen, es exactamente lo que quieren las grandes corporaciones.
En los últimos años hemos visto repetidamente cómo el tan cacareado objetivo de inflación de precios del dos por ciento de la Reserva Federal es poco más que un eslogan político.
Los historiadores modernos idealizan el reinado de los Tudor en Inglaterra, pero en realidad fueron brutales con sus súbditos y centralizaron el poder en detrimento del pueblo. Los gobiernos actuales continúan esta marcha contra la libertad.
Los detractores de la economía austriaca suelen afirmar que los acontecimientos económicos reales son demasiado complejos para abordarlos a través del libre mercado.
El debate vicepresidencial del martes por la noche destacó no por lo que se dijo (que fue olvidable), sino por lo que no se preguntó: ¿Cuál debe ser el papel adecuado del gobierno en lo que pretende ser una sociedad libre? Ni los candidatos ni los moderadores se interesaron por esa pregunta.