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Por qué Ron Paul tiene razón

El gran Dr. Ron Paul ha tenido razón en todos los grandes temas que enfrenta el mundo de hoy. Tiene razón sobre la Reserva Federal, la guerra de Ucrania, el FBI y muchas otras cosas. ¿Cómo lo ha conseguido? ¿Qué le ha dado una sabiduría única en la escena política actual? La respuesta es sencilla. Ha aplicado sistemáticamente las enseñanzas del mayor pensador político del siglo XX, Murray Rothbard. Ron Paul es un rothbardiano consecuente.

Veamos algunos casos en los que el Dr. Paul ha tenido razón. Esto es lo que dijo sobre la guerra de Ucrania en octubre pasado:

La semana pasada, el New York Times publicó un impactante artículo en el que afirmaba que la comunidad de inteligencia de EEUU cree que el gobierno ucraniano es responsable del atentado de agosto en el que murió Darya Dugina, hija de un destacado filósofo ruso.

Sin duda, la narrativa establecida de que Ucrania es una democracia occidental modelo que defiende con firmeza nuestros valores compartidos frente a un agresivo invasor ruso se ve perjudicada con la noticia de que Kiev llevó a cabo un ataque al estilo de Al Qaeda contra un civil inocente dentro de Rusia. El asesinato de Dugina fue una definición de libro de texto de terrorismo, que es,«el uso de la violencia o la amenaza de violencia, especialmente contra civiles, en la búsqueda de objetivos políticos».

Poco más de un mes después, los gasoductos Nord Stream volaban por los aires, poniendo fin, al menos a corto plazo, a la posibilidad de que Alemania encontrara una forma de salvar su economía arreglando las diferencias con su principal proveedor de energía. Un destacado político polaco agradeció a los EEUU.

El fin de semana, el puente que conecta la Rusia continental con Crimea fue bombardeado, matando al menos a seis civiles y dejando parte del puente bajo el agua. El tráfico se restableció horas después del ataque, pero el Presidente ruso Vladimir Putin culpó al servicio de inteligencia de Ucrania. Todos sabemos que Ucrania depende de sus amos de los EEUU, por lo que podemos suponer que Estados Unidos proporcionó la inteligencia que permitió atacar el puente.

Hay un patrón aquí. Cada vez se lanzan más ataques descarados contra Rusia y Washington hace poco por ocultar las huellas de EEUU. ¿Por qué?

La Administración Biden parece estar acercándonos a una guerra nuclear por Ucrania y el propio Biden parece saberlo. La semana pasada dijo que Putin «no bromea cuando habla del uso potencial de armas nucleares tácticas o de armas biológicas o químicas...». . . «Por «primera vez desde la crisis de los misiles de Cuba, tenemos una amenaza directa del uso [de armas nucleares] si de hecho las cosas siguen por el camino que van».

Así que la pregunta es, si sabe que su guerra por poderes contra Rusia nos está acercando a lo impensable —la aniquilación nuclear—, ¿por qué persiste su Administración en cruzar línea roja tras línea roja? Al parecer, los «expertos» de Biden creen que Putin va de farol y no hará nada respecto al asesinato de Dugina, el sabotaje del gasoducto Nord Stream y el ataque al puente de Kerch.

Pero, ¿y si se equivocan?

Normalmente, las medidas de política exterior deben sopesarse en función de su coste/beneficio. ¿Beneficiará a los Estados Unidos la adopción de una determinada política más que los riesgos que conlleva? En este caso no hay absolutamente nada en el lado positivo de la balanza. ¿Se beneficiarán más la seguridad y la prosperidad de los Estados Unidos de un cambio de régimen en Rusia de lo que sufrirían si estallara una guerra nuclear?

No parece tan difícil. No.

¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué la Administración de EEUU —con el apoyo de la mayoría de los republicanos del Congreso— sigue enviando decenas de miles de millones de dólares en ayuda militar y nos acerca a una guerra nuclear por un conflicto que no tiene nada que ver con los Estados Unidos?

El momento de poner fin a la participación de los EEUU en esta guerra es ayer. Y si hace falta que millones de americanos protesten pacíficamente en las calles exigiendo a sus representantes que pongan fin a esta locura, que así sea. Mañana puede ser demasiado tarde.

La situación no ha hecho más que empeorar desde que el Dr. Paul escribió, y ahora el descerebrado Biden ha aumentado aún más las posibilidades de una guerra nuclear al enviar más armas a Ucrania.

Aquí está el Dr. Paul sobre uno de los temas de su carrera en el Congreso, los peligros de la Reserva Federal:

No cabe duda de que a la Reserva Federal le preocupó el descenso en julio de la tasa de desempleo de los EEUU al 4,5% y el aumento de las ofertas de empleo a 11,2 millones. Esto se debe a que la estrategia de la Reserva Federal para reducir la histórica inflación de precios que azota actualmente a la economía —causada por las políticas de tipos de interés bajos o cero sin precedentes de la Reserva Federal— consiste en aumentar el desempleo para disminuir el gasto de los consumidores. En su discurso ante la conferencia anual de política monetaria en Jackson Hole, Wyoming, el presidente de la Fed, Jerome Powell, reiteró su compromiso de aumentar el desempleo o, como él dice, «suavizar los mercados laborales.»

Powell tiene razón al afirmar que es urgente reducir la inflación de precios. También tiene razón en que hacerlo aumentará el desempleo y ralentizará el crecimiento económico. Los esfuerzos de la Reserva Federal por reducir la inflación aumentando los tipos de interés también dificultarán a los americanos medios la obtención de hipotecas para viviendas, la compra de un coche o incluso el pago de sus facturas de servicios públicos. Los más afectados por el «ablandamiento de los mercados laborales» de la Fed son también las principales víctimas de la inflación de precios creada por la Fed. Esto demuestra la locura y la crueldad del sistema de dinero fiduciario, que enriquece a las élites mientras [empobrece] a las masas.

Los miembros bien conectados de la élite financiera y los capitalistas amiguetes se benefician de la creación de dinero de la Reserva Federal, ya que son los primeros receptores del nuevo dinero. Esto les permite aumentar su poder adquisitivo antes de que el nuevo dinero haya provocado una inflación general de los precios. Para cuando la creación de dinero ha repercutido en las clases media y trabajadora, la economía está asolada por una inflación de precios generalizada. Por lo tanto, un aumento nominal de los salarios no es suficiente para compensar el aumento real de los precios. Así que los americanos de a pie sufren tanto la inflación creada por la Reserva Federal como los intentos de ésta por frenar dicha inflación.

Es sorprendente que haya más personas que no cuestionen la idea de que la inflación, las recesiones, el desempleo y los auges y las crisis son características necesarias de un sistema monetario sólido. Incluso muchos defensores acérrimos del libre mercado mantienen una fe infantil en la banca central. Algunos conservadores son partidarios de «reformar» la Fed haciéndole seguir una política monetaria «basada en reglas». Estos conservadores no entienden que el problema es la existencia de un banco central con poder para manipular la moneda.

Muchos progresistas reconocen el daño que la Fed hace al americano medio cuando aumenta los tipos de interés. Sin embargo, su «solución» es un remedio peor que la enfermedad: hacer que la Reserva Federal mantenga los tipos de interés bajos (y, por tanto, la inflación alta) a perpetuidad, o hasta que la continua devaluación de la moneda a través de la inflación provoque una crisis del dólar, que lleve a una gran calamidad económica. Las principales víctimas de esta crisis serán, por supuesto, los mismos americanos por los que los progresistas dicen preocuparse.

El fracaso de la Reserva Federal a la hora de cumplir su doble mandato de producir precios estables y pleno empleo, combinado con el daño que inflige al pueblo americano, constituyen el mejor argumento para cambiar nuestra política monetaria. Una moneda estable, a salvo de la manipulación de políticos o banqueros centrales, sentaría las bases de una prosperidad a largo plazo que beneficiaría a todos, no sólo a los capitalistas amiguetes y a los políticos ávidos de poder. Los primeros pasos en esta transición son aprobar finalmente la legislación de auditoría de la Fed y continuar los esfuerzos para aprobar leyes estatales que reconozcan los metales preciosos como moneda de curso legal.

A diferencia de la pretenciosa «Dra.» Jill Biden, Ron Paul es un médico de verdad —un médico— y, por tanto, está en una posición excelente para desenmascarar las mentiras que se esconden tras el covid:

Después de dos años de tiranía gubernamental sin precedentes en nombre de la lucha contra un virus, los principales instigadores de esta infamia andan libres, escribiendo libros y fingiendo abiertamente que nunca dijeron las cosas que claramente dijeron una y otra vez.

Tomemos como ejemplo a Deborah Birx, coordinadora de la respuesta Covid de Trump en la Casa Blanca. Ella fue, como señala Jeffrey Tucker del Brownstone Institute en un artículo reciente, la principal arquitecta de la desastrosa política de «bloqueo» que destruyó más vidas que el propio Covid. Birx sabía que bloquear un país en respuesta a un virus era una medida radical que nunca sería aprobada. Así que, como admite en su nuevo libro, mintió al respecto.

Le vendió a la Casa Blanca la idea de «quince días para frenar la propagación», a sabiendas de que no había pruebas de que fuera a lograrlo. Como escribió en su nuevo libro, Invasión silenciosa, «todavía no tenía los números delante de mí para argumentar a favor de prolongarla más tiempo, pero tenía dos semanas para conseguirlos».

Estaba ganando tiempo sin pruebas. Resulta que también estaba destruyendo las vidas de millones de americanos. La histeria que creó provocó la destrucción de innumerables empresas, innumerables suicidios, grandes depresiones, adicciones a las drogas y al alcohol. Provocó innumerables muertes por retrasos en el tratamiento de otras enfermedades. Puede resultar ser el error más mortífero de la historia de la medicina.

Como reveló en su libro, en realidad quería aislar a todas las personas de los Estados Unidos. En relación con el número de personas que podían reunirse, dijo «Si hubiera presionado para que hubiera cero (que era en realidad lo que yo quería y lo que se requería), esto se habría interpretado como un 'encierro': la percepción que todos nos esforzábamos tanto por evitar».

Quería evitar que incluso dos personas se encontraran. ¿Cómo es posible que alguien así llegara a tener tanto poder sobre nuestras vidas? ¿Un virus y de repente nos convertimos en la China comunista?

La semana pasada, en una entrevista en Fox News, volvió a revelar el alcance de su traición. Después de meses de exigir implacablemente que todos los americanos recibieran las vacunas Covid, ¡reveló que las «vacunas» no eran vacunas en absoluto!

«Sabía que estas vacunas no iban a proteger contra la infección», dijo a Fox. «Y creo que exageramos las vacunas. Y eso hizo que la gente luego se preocupara de que no va a proteger contra la enfermedad grave y la hospitalización.»

¿Cuándo lo supo? ¿Lo sabía cuando declaró a ABC a finales de 2020 que «esta es una de las vacunas más eficaces que tenemos en nuestro arsenal de enfermedades infecciosas. Y por eso estoy muy entusiasmada con la vacuna»?

Si ella sabía desde el principio que las «vacunas» no eran vacunas, ¿por qué no nos lo dijo? Porque, como admite en su libro, cree que está bien mentir a la gente para que haga lo que ella quiere.

Admite que empleó «subterfugios» contra su jefe, el presidente Donald Trump, para aplicar las políticas de Covid a las que él se oponía. Así que no debería sorprender que mintiera al pueblo americano sobre la eficacia de las inyecciones de Covid.

La gran pregunta ahora, después de lo que parece ser un tsunami de lesiones relacionadas con las vacunas, es ¿se obligará a alguien a pagar por las mentiras y los subterfugios? ¿Se pedirá cuentas a alguien por las vidas perdidas por la arrogancia de los Birxes y Faucis del mundo?

Una de las grandes características del Dr. Paul es que está dispuesto a adoptar una postura radical al margen de la opinión «dominante». Por ejemplo, mucha gente ha criticado los abusos del FBI. Ron quiere deshacerse de él.

A medida que sabemos más y más de los «Archivos de Twitter», se está volviendo demasiado obvio que las agencias federales como el FBI consideraban la Primera Enmienda de nuestra Constitución como una molestia y un impedimento. En la publicación del viernes, de la era anterior a Musk, el periodista Matt Taibbi hace una astuta observación: Twitter era esencialmente una filial del FBI.

El FBI, ahora lo sabemos, estaba obsesionado con Twitter. Hemos sabido que los agentes enviaron al jefe de Confianza y Seguridad de Twitter, Yoel Roth, unos 150 correos electrónicos entre 2020 y 2022. En ellos, funcionarios del Gobierno de EEUU exigían a la empresa «privada» de redes sociales que censurara los comentarios y prohibiera la entrada a los comentaristas que no les gustaban.

La Foreign Influence Task Force (FITF), una entidad del gobierno de EEUU que incluía al FBI y a otras agencias de inteligencia de EEUU expresamente vetadas de las actividades nacionales, contaba con 80 agentes que se dedicaban regularmente a decir a Twitter qué tuits censurar y qué cuentas prohibir. El Departamento de Seguridad Nacional recurrió a contratistas gubernamentales externos y a organizaciones no gubernamentales (financiadas por el gobierno) para que presionaran por separado a Twitter con el fin de suprimir las expresiones que no eran del agrado del gobierno de EEUU.

Las agencias del gobierno federal de EEUU entregaron literalmente a Twitter listas de americanos a los que querían silenciar, y Twitter cumplió. Deja que eso se hunda.Esto debería ser un escándalo masivo y probablemente lo habría sido si hubiera ocurrido bajo una Administración Trump. De hecho, el Congreso se estaría preparando para el Impeachment 3.0 si los funcionarios aliados de Trump se hubieran involucrado en un comportamiento tan atroz. Pero dado que estos empleados del gobierno de EEUU estaban actuando en general para suprimir el sentimiento pro-Trump, todo lo que oímos son grillos.

Lo interesante de estas revelaciones de Twitter es lo obsesionados que estaban el FBI y sus socios gubernamentales con la sátira y el humor. Incluso cuentas menores de Twitter con un pequeño número de seguidores eran constantemente señaladas por los federales para ser censuradas y eliminadas. Pero el conocimiento de la historia nos ayuda a entender esta obsesión: en la época soviética, la población siempre se dedicaba a bromear sobre la ineptitud, la corrupción y la idiotez de la clase política. Las publicaciones clandestinas conocidas como samizdat eran ricas en sátira, humor y ridiculización.

Los tiranos odian el humor y no pueden soportar la sátira. Es evidente que por eso el FBI (y la CIA) estaban decididos a levantar la mano contra cualquier americano que se burlara del Estado profundo.

Sin embargo, hay buenas noticias en todo esto. Como el profesor de Derecho Constitucional Jonathan Turley escribió el fin de semana, una nueva encuesta de Harvard CAPS/Harris encontró que a pesar de que los principales medios de comunicación han ignorado los «archivos de Twitter», los americanos no lo han hecho. Casi dos tercios de los encuestados creen que Twitter estuvo involucrado en la censura por motivos políticos antes de las elecciones de 2020. Alrededor del 70% de los encuestados cree que el Congreso debe tomar medidas contra esta censura corporativa/estatal.

Como señala el profesor Turley, aunque la Primera Enmienda sólo se aplica al gobierno de EEUU,«sí se aplica a los agentes o sustitutos del gobierno. Twitter admite ahora que tal relación existía entre sus antiguos funcionarios y el gobierno».

Así que ahora tenemos pruebas de que el FBI (junto con las agencias de inteligencia de EEUU y el Departamento de Seguridad Nacional) han estado actuando a través de empresas «privadas» de medios sociales para manipular lo que los americanos pueden decir cuando se comunican entre sí.

¿Hay algo más antiamericano que eso? Personalmente, me parece repugnante.

No necesitamos que el FBI y la CIA y otras agencias federales nos consideren el enemigo y ataquen nuestra Constitución. Acabemos con la Fed... ¡Y acabar con la Oficina Federal de Investigación!

¿Cómo ha conseguido tener razón tantas veces? Como dije al principio, por su aplicación coherente de las enseñanzas de Murray Rothbard. Es un brillante expositor de los principios básicos rothbardianos sobre el libre mercado y una política exterior no intervencionista.

Es la verdad que dice Ron y su afán por educar al público lo que debería inspirarnos en el futuro. Él no sabía que esos años ingratos de señalar las mentiras del Estado y de negarse a ser absorbido por el Blob le convertirían algún día en un héroe. Ver a Ron hablando ante miles de jóvenes que le aclamaban, cuando la opinión respetable les había advertido que se mantuvieran lejos de este hombre peligroso, es más gratificante y alentador de lo que puedo expresar. Me emocionó especialmente cuando un Ron tempestuoso, respondiendo a la descripción de su campaña como «peligrosa» por parte de la clase dirigente, dijo: «Tienen toda la razón, soy peligroso para ellos».

Incluso los principales medios de comunicación tienen que reconocer la existencia de toda una nueva categoría de pensadores: antiguerra, anti-Fed, anti-Estado policial y pro-mercado. El punto de vista libertario está incluso en el mapa de los que lo desprecian. Eso también es obra de Ron.

Los jóvenes leen grandes tratados de economía y filosofía porque Ron Paul se los recomendó. ¿Quién más en la vida pública puede acercarse a decir eso?

Ningún político va a engañar al público para que abrace la libertad, aunque la libertad sea su verdadero objetivo y no sólo una palabra que utiliza en las cartas para recaudar fondos. Para que la libertad avance, una masa crítica de ciudadanos tiene que entenderla y apoyarla. Eso no tiene por qué significar una mayoría, ni siquiera acercarse a ella. Pero tiene que existir una base de apoyo.

Por eso la labor de Ron Paul es tan importante y duradera.

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