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He aquí una manera sencilla de devolver algo de competencia de mercado a la atención sanitaria

Se reconoce ampliamente que la atención sanitaria en Estados Unidos es la más cara del mundo. Los gastos por cabeza son aproximamente el doble de los de cualquier otra gran economía. Algunos argumentarán que obtienes lo que pagas, pero la calidad de la atención en EEUU normalmente se califica como mediocre. Esta combinación de alto coste y mal rendimiento generó una clasificación reciente de EEUU en el último lugar entre los grandes países industrializados:

EEUU se clasifica como la última de las 11 naciones. Las conclusiones de este informe confirman muchas de aquellas de las anteriores cuatro de ediciones de Mirror, Mirror, con EEUU todavía clasificándose el último en indicadores de eficiencia, igualdad y resultados.

Algunos esperaban que la implantación completa de la Affordable Care Act acabara produciendo el coste y mejorando los resultados. Sin embargo, los economistas de la Escuela Austriaca continúan argumentando que el sistema atención sanitaria de EEUU continuará enfrentándose a alguna combinación de costes altos y racionamiento de servicios debido a la ACA y que prácticamente todos los aspectos de la atención sanitaria ortodoxa son monopolios públicos, incluyendo doctores, medicinas y hospitales. De hecho hay quien cree que nos encaminamos a un desastre en la atención sanitaria mientras que otros creen que estamos destinados a tener un sistema nacional de atención sanitaria.

Sin embargo, hay resoluciones sencillas y directas para el problema de la atención sanitaria. Estas soluciones no solo restringirían los precios y por tanto los costes, sino que también mejorarían el acceso y los resultados de la atención sanitaria.

Podría ser tan sencillo como proporcionar una dispensa a la gente que quisiera operar en un sistema paralelo de atención sanitaria. Esto implicaría lo siguiente:

  1. Créditos fiscales ilimitados para seguros de gastos médicos mayores.
  2. Deducciones fiscales ilimitadas para prepagadas y gastos médicos pagados en efectivo.
  3. Dejar todo lo demás igual (salvo la dispensa adicional de la ACA).

Al entender esta solución, también aprenderéis acerca del problema fundamental (e irresoluble) del sistema actual. No es el ideal descrito por Ron Paul y Hans-Hermann Hoppe.

Los seguros de gastos médicos mayores son un tipo de seguro que solo atienden en casos de eventos médicos graves, como un ataque al corazón. Es el único tipo de seguro sanitario que es económicamente racional porque nadie quiere recibir indemnizaciones, igual que nadie quiere que arda su casa. Otro beneficio de este tipo de seguro es que es relativamente barato, ya que la gente raramente sufre siniestros y es un negocio que no cuesta gestionar. No se considera como un seguro bajo la ACA.

Un nuevo mercado en el seguro sanitario intercambiado por créditos fiscales

Un crédito fiscal  se genera cuando al pagar por un bien o servicio se deduce de tu declaración del impuesto de la renta. Por ejemplo, se calcula que se debe a Hacienda 5.000$ y se contrata una póliza de seguro de gastos médicos mayores por 900$ anuales. Tu base liquidable disminuye a 4.100$. Si contratas un plan similar para tu sirvienta, la base disminuye a 3.200$. Hay muchos incentivos para contratar este seguro y para que se vea así cubierta mucha gente.

La gente que tenga que pagar muchos impuestos se vería repentinamente motivada para contratar seguros sanitarios para otros que tengan que pagar menos. Podéis imaginar que las asociaciones de caridad, iglesias y hospitales también tendrían incentivos para organizar un “mercado” de forma que los ricos pudieran ayudar a atender a los pobres. Al mismo tiempo, las empresas se guros tendrían incentivos para negociar precios realistas en hospitales y proveedores para ofrecer pólizas a bajo precio.

Cuentas de ahorro sanitarias

Las cuentas sanitarias de ahorro que desgravan impuestos ya son populares. El dinero retirado de la nómina y depositado en este tipo de cuenta significa que se pagan menos impuestos. También se puede arrancar el proceso  entregando un crédito fiscal para, por ejemplo, los primeros 2.000$ puestos en estas cuentas. La gente podría reducir más su renta gravable abriendo esas cuentas a sus hijos, empleados y gente que necesite ayuda.

Los pacientes y sus doctores actúan de una manera muy distinta si pagan servicios con una cuenta sanitaria de ahorro o de su bolsillo en comparación con cuando pagan a través de un seguro sanitario completo con bajos copagos. Si tienen seguro, no se mencionan precios entre doctor y paciente. Bajo estas condiciones, tanto paciente como doctor prefieren generalmente la opción más cara. Si el paciente está pagando con su cuenta sanitaria de ahorro, se discute siempre el precio y este resulta ser un determinante importante del tratamiento.

Aquí el paciente es un consumidor real y he encontrado que los doctores están realmente dispuestos a buscar alternativas para sus pacientes. Opciones con costes menores a menudo tienen un largo historial de eficacia e incluso pueden ser más seguras.

Podéis ver este fenómeno en vuestra farmacia local. La gente con seguro va a buscar sus medicamente y descubre que la aseguradora rechaza pagarlos por alguna razón. Así que en lugar de los 7$ del pasado, la farmacia hora pide 120$ por la misma medicina y el cliente rechaza pagarla.

El año pasado me recetaron algo que ya me habían recetado años antes. Cuando me acerqué a la caja, el técnico de la farmacia que examinó la receta dijo. “Usted no quiere esto”. Cuando le pregunté por qué, dijo que valía 151$. Antes eran 8-9 dólares, pero ahora la aseguradora rechazaba pagarlo por alguna razón.

Pregunté si había alguna alternativa disponible y me respondió que podía encontrar un producto casi idéntico en el expositor nº 8 por unos 5$ que tenía un porcentaje del 1% en lugar del 2%.

Ocurren dos cosas maravillosas cuando la gente empieza a abandonar sus seguros sanitarios completos y empiezan a poner dinero en cuentas sanitarias de ahorro.

Primero, al volverse sensibles a los precios, ponen presiones competitivas sobre los proveedores. Esto ayuda a que el precio se alinee con los costes y ayuda a empujar los precios a la baja y a disminuir los márgenes de los proveedores monopolísticos, es decir, empresas farmacéuticas, doctores y hospitales. Alternativamente, puedes usar tu dinero para contratar un servicio médico primario, que tendrá fuertes incentivos para dar un servicio muy bueno y eficaz, pero también para ser frugal en los costes.

Segundo, la sensibilidad a los precios también hace que los tenedores de cuentas tengan más cuidado con su salud. Si no usas el dinero de la cuenta sanitaria en atención médica puede transferirse a una cuenta de jubilación. Dado que la mayoría de los gastos modernos en atención sanitaria son asuntos de estilo de vida, incluyendo un alto porcentaje de diabetes, problemas cardiacos, cáncer, etc., la mayoría de la gente puede realmente decidir estar más sanos o enfermos. Las cuentas sanitarias de ahorro animan a la gente a estar más sana, mientras que el seguro médico completo anima a la gente a estar enferma.

Estas reformas pueden existir junto con el correspondiente sistema de atención sanitaria. Se acabaría pudiendo abandonar el sistema correspondiente y las desgravaciones fiscales. Los mercados médicos estarían arreglados, serían competitivos y responsables ente los consumidores. Los estadounidenses serían al tiempo más ricos y más sanos. Por desgracia, los monopolios médicos no tienen ningún interés en pasar de ser 1/6 de la economía a 1/10 de la economía… y tienen amigos en todo lo alto.

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