A menudo se tergiversa a Herbert Spencer en los libros de texto y en los sitios web como un «darwinista social», pero estas afirmaciones describen a un Spencer mítico que nunca existió. El verdadero Spencer era bastante diferente. El verdadero Spencer a menudo expresaba opiniones muy similares a las de los libertarios de hoy en día.
¿Y si un presidente tomara una dirección diferente y buscara la popularidad ampliando la libertad en lugar de reducirla? Hay un modelo que podrían seguir, pero no es uno en el que hayas pensado. Es Franklin D. Roosevelt.
Los libertarios no han venido a prometer a los seres humanos una utopía tecnocrática; hemos venido a traer a todos la libertad, la libertad de cada individuo para perseguir cualquiera que sean sus sueños para el futuro. O incluso no tener visión del futuro.
Trataré de mostrar que el debate «político» —qué forma debe adoptar políticamente una sociedad libre: anarcocapitalismo o gobierno limitado, es consecuencia de desacuerdos mucho más profundos, aunque no detectados.
«Una mejora de la economía no consiste en un aumento del PIB ni hace que suba la bolsa en general».
Los bienes no escasos son un gran regalo cortesía de la estructura del mundo, una bendición para la humanidad, un vasto tesoro de recursos—herramientas para hacer del mundo un lugar implacablemente mejor.
Pero el liberalismo social se desvía fundamentalmente de su homónimo en su raíz teórica, ya que niega la capacidad de autorregulación de la sociedad.
