Todos los Estados socialistas, incluidos los democráticos, exigen obediencia y conformidad en sus dictados económicos y culturales. Y no hay una forma amable y gentil de eliminar la resistencia.
Dado que el Estado prospera con lo que expropia, la disminución general de la producción que induce por su avaricia predice su propia ruina. Su fuente de ingresos se agota. Por lo tanto, al empujar a la Sociedad hacia abajo se lleva también hacia abajo.
La absorción de Donald Trump por el estado profundo es solo una confirmación más de aquello sobre lo que nos advertían nuestros ancestros y Eisenhower, Kennedy y Truman.
Fue en Europa, y principalmente en América, donde los seres humanos lograron el crecimiento económico per cápita durante un largo período de tiempo.
Los mercados no son una lucha entre ricos y pobres, fuertes y débiles. Por el contrario, ayudan a los humanos a trabajar juntos para beneficiar a todos.
Muchos idealistas jóvenes se mudaron a la Unión Soviética de Stalin esperando encontrar un paraíso. Muchas veces terminaron en campos de trabajo forzado o como víctimas de varias "purgas".
