César no es Dios. Dios no es César.
Esta nueva religión era extraña porque rechazaba totalmente la divinidad y el dominio de los gobernantes políticos y declaraba que el verdadero salvador de la humanidad —y su reino— no es «de este mundo».
Esta nueva religión era extraña porque rechazaba totalmente la divinidad y el dominio de los gobernantes políticos y declaraba que el verdadero salvador de la humanidad —y su reino— no es «de este mundo».
Tuvo la melancólica suerte de aparecer en escena cuando el mundo se lanzó a por las armas a una escala sin precedentes y fue él quien, más que ningún otro hombre, desarrolló el mercado internacional de armas.
La evidencia indica que la prevalencia de la esclavitud en un sistema económico es un sólido predictor de un crecimiento económico inferior y un déficit de creatividad.
Los confinamientos y los cierres de escuelas pasarán a la historia como uno de los peores desastres políticos en tiempos de paz de todos los tiempos. Nunca más se debe sacrificar el bienestar de nuestros niños para aplacar las neurosis de los adultos.
Sigue siendo extremadamente poco claro por qué las tendencias de 2020 en estas métricas justificarían el pánico extremo y las violaciones de los derechos humanos que resultaron de los edictos de permanecer en casa y la medicación forzada.
La tulipomanía —la famosa burbuja de los precios de los tulipanes en la República Holandesa— no puede explicarse estudiando los «fundamentos del mercado de los tulipanes». La respuesta está en la manipulación del sector financiero.
Resulta llamativo comprobar que los diques no sólo se construyeron sin el Estado, sino que las zonas de los diques pueden considerarse territorios secesionistas, que se acercan a las sociedades de ley-privada.
El patrón oro clásico trajo consigo el surgimiento de los bancos centrales y la «estandarización» monetaria impuesta por el Estado. Esto sentó las bases para los posteriores desastres monetarios.
Turgot comprendió que los modos primitivos de organización social son capaces de soportar un número mucho menor de personas. Si la población aumentara, una sociedad primitiva igualitaria sería incapaz de soportar la carga añadida.
Los regímenes tardaron muchos siglos en conseguir el prestigio y el poder necesarios para reclamar el monopolio del dinero. Desde la perspectiva del Estado, ha merecido la pena.