Historia de EEUU

Prácticamente todas las políticas económicas específicas defendidas por los fascistas italianos y alemanes de la década de los treinta se han adoptado también en Estados Unidos de alguna forma, y siguen adoptándose hasta hoy.

Muchos estudiosos emplean nociones excesivamente estrechas de colonización que sugieren erróneamente que prácticamente todos los terrenos de caza y las fuentes de alimentos de los indios eran «sin dueño».

Once estados prohíben la hora feliz. Estas leyes restringen la venta de alcohol a precios reducidos durante horas especialmente designadas. Por desgracia, muchos ciudadanos consideran que estos controles de precios por la puerta trasera son perfectamente legítimos.

Desechar la fantasía de la unidad es el primer paso para aclimatar a los americanos a la idea de la descentralización radical. Siendo realistas, este será un proceso largo y marcado por los tropiezos en el camino.

La concepción caricaturesca de Victor Davis Hanson sobre cómo actúan los Estados extranjeros no está respaldada por la historia y contribuye a los insanos gastos de defensa del gobierno de EEUU y a las cruzadas destructivas en todo el mundo.

No son sólo los políticos civiles. Durante veinte años, los propios militares presionaron para que hubiera más guerra, afirmando sin cesar que la victoria estaba a la vuelta de la esquina.

El aumento del empleo es sin duda una buena noticia para la economía y el nivel de vida, pero hay mucho más en esta historia que es preocupante para la economía.

La decisión de Nixon de eliminar la posibilidad de canjear el oro del billete verde fue probablemente el acto de expropiación monetaria más completo de los tiempos modernos.

Los estados con confinamientos de larga duración, restricciones al covid e incluso «incentivos» a la vacunación se han visto más afectados que los estados más laissez-faire en muchos casos, incluso después de que el virus haya tenido dieciocho meses para extenderse más allá de las fronteras de los focos iniciales.

Aunque es fácil fijarse en el puñado de historias de éxito, la letanía de fracasos de la innovación gubernamental debería ser suficiente para hacer reflexionar incluso al más entusiasta defensor del emprendimiento respaldado por el Estado.