Guerra y política exterior

La dificultad que encontró Trump al intentar reducir, aunque sea ligeramente, los planes militares americanos muestran lo lejos que están los estadounidenses de abandonar la idea de que los Estados Unidos es la nación indispensable con derecho a librar guerras siempre y en todas partes.

«Cuando los hombres se alquilan para disparar a otros hombres por encargo, sin preguntar nada sobre la justicia de su causa, no me importa si ellos mismos son disparados».

Ahora que el votante americano medio apenas presta atención —y que EEUU se enfrenta a una crisis económica y a una débil recuperación— se ha convertido en algo políticamente conveniente para avanzar hacia la conclusión de un par de guerras perdidas más.

Desde que la URSS se derrumbó de forma inesperada, la OTAN ha ido hurgando en los avisperos y encontrando nuevos enemigos con la esperanza de justificar su existencia. Ha llegado el momento de cerrarlo todo.

La fiabilidad y la vida útil del F-35 fueron muy exageradas en los informes anteriores. Ahora la aeronave parece ser un despilfarro aún mayor que antes.

Nuland fue asesora del ultraintervencionista Dick Cheney y continuaría las costosas políticas expansionistas de los años de Bush y Obama.

Aunque el sistema es intrínsecamente explotador, permite cierto margen de maniobra a la hora de determinar qué personas concretas serán los explotadores y cuáles los explotados.

La retirada de las tropas de Corea del Sur es un paso importante para cambiar la conversación sobre la política exterior estadounidense, que está inundada de tópicos sobre la promoción de empresas misioneras en el extranjero y la búsqueda de nuevos enemigos a los que enfrentarse.

«El verdadero principio del aislacionismo es que el gobierno debe estar aislado y a las personas que comercian, intercambian y realizan viajes voluntarios, migraciones, etc. se les debe permitir hacerlo pacíficamente.»

La amenaza de la «proliferación nuclear» sigue siendo una de las grandes razones —la otra es la intervención «humanitaria»— que se aducen para justificar que el régimen estadounidense y sus aliados tengan un poder ilimitado para invadir Estados extranjeros e imponer sanciones en cualquier momento.