Guerra y política exterior

El nacionalista económico se enfrenta a un dilema. La ayuda extranjera y el proteccionismo económico no sólo son totalmente compatibles en teoría, sino que los efectos de la ayuda extranjera complementan perfectamente los objetivos de los nacionalistas económicos.

El «luchador por la libertad» favorito del presidente Bill Clinton en Kosovo acaba de ser acusado de asesinato en masa, tortura, secuestro y otros crímenes contra la humanidad.

Hay al menos cuatro buenas razones para quitar el nombre de Wilson de los edificios de Princeton: la intolerancia racial, su participación en la Primera Guerra Mundial, la fundación de la Reserva Federal y la promulgación del impuesto sobre la renta.

Rothbard ha explicado cómo es erróneo equiparar lo que sería razonable para una agencia de protección privada con lo que es permisible para el Estado.

George W. Bush ha reaparecido para complacer a la izquierda y a los medios de comunicación con la esperanza de conseguir algo de atención. Aparentemente, la brutal historia de mentiras, guerras y torturas de Bush está bien ahora que dijo algunas cosas bonitas condenando el racismo.

La propaganda mata, pero también funciona. Muchas de las mismas tácticas empleadas para destruir la oposición a la guerra de Irak se utilizan hoy en día contra los oponentes de los cierres.

Los controles al comercio y las cuotas de inmigración son sólo una regulación más del gobierno. Y eso no ayudará a revivir la economía.

¿Cuál es el número de muertes por enfermedad que justifica el abandono total del imperio de la ley y las libertades humanas básicas? ¿sesenta mil? ¿cien mil? ¿trescientos mil? Los partidarios del actual Estado policial deberían fijarnos una cifra en la que se pierdan todos los derechos.

Ludwig von Mises explicó cómo el «socialismo de guerra» no gana guerras. De manera similar, el «socialismo de COVID-19» no ganará la «guerra» contra la enfermedad.

No sólo se esclaviza a los reclutas, a menudo en condiciones brutales, sino que pueden ser enviados a morir en la batalla. Mises se opuso a la conscripción, pero hubo una excepción.