Como el viejo macartismo, el nuevo macartismo apunta a Rusia
En los 1950, el macartismo se dirigía a las personas acusadas de apoyar a Rusia. El macartismo de hoy se dirige a las personas acusadas de apoyar a... Rusia. Algunas cosas nunca cambian.
En los 1950, el macartismo se dirigía a las personas acusadas de apoyar a Rusia. El macartismo de hoy se dirige a las personas acusadas de apoyar a... Rusia. Algunas cosas nunca cambian.
Aunque las sanciones económicas contra Rusia están contribuyendo a empobrecer a la población de ese país, también están haciendo mucho daño en otros lugares.
Lo que realmente tenemos que combatir es todo estatismo, y no solo el de la marca comunista.
Como señaló Newsweek la semana pasada, los expertos de la televisión rusa bromean diciendo que con la ganancia financiera que ha tenido Rusia desde que se impusieron las sanciones, «Biden es, por supuesto, nuestro agente».
Cuando los conservadores aplauden el gasto bélico ilimitado, no sólo perjudican a nuestra economía y a nuestro cuerpo político, sino que dan a la izquierda un poderoso argumento para hablar.
La política exterior americana es un marasmo de cabildeo, pagos, decisiones y juegos de poder que viola las normas que este país dice promover.
Entre las sanciones occidentales y su propia intervención económica estatista, la economía rusa se dirige hacia abajo y no hay mucho optimismo por delante.
La multitud de Davos vendió la globalización como una forma de unir a las naciones. Por desgracia, al insistir en la conformidad política, los globalistas han incendiado el mundo.
Al solicitar el ingreso en la OTAN, Finlandia y Suecia parecen creer que tendrán más seguridad militar. Pero también están renunciando a su preciada independencia.
Cuando la URSS se derrumbó, se esperaba que Rusia desarrollara una economía de libre mercado y respetara los derechos individuales. Por desgracia, la situación allí se está deteriorando.