Economía de EEUU

La prensa financiera nos da el qué, cuando necesitamos el cómo y el porqué. El periodismo económico necesita un reinicio.

Es posible que la pandemia se desvanezca, que alguien chasquee los dedos y que todo vuelva a la economía precovid. Pero los indicios apuntan a que el sector inmobiliario comercial sufrirá golpes, algunos de ellos mortales.

El nuevo proyecto de ley de alivio de covid señala que cualquier restricción del gasto público que existiera antes de 2020 ha desaparecido. Y el proyecto de ley representa el comienzo de una nueva era: una era que puede compararse con la del New Deal.

Algunos recordarán toda esa charla sobre una «recuperación en forma de V» el año pasado. Eso fue cuando se nos aseguraba que unas pocas semanas de paros iban a hacer que la economía volviera al alza. Está claro que eso nunca ocurrió.

Antes de 2020, había signos crecientes de una mayor prosperidad económica para una amplia variedad de grupos de ingresos en Estados Unidos. Queda por ver si esta prosperidad sobrevive a los confinamientos del covid y a los niveles cada vez más altos de regulaciones gubernamentales.

Los activistas sociales consideran ahora el salario mínimo como otro programa de asistencia que puede reducir los costes de programas como Medicaid y los cupones de alimentos, y puede reducir la desigualdad. Pero el salario mínimo está muy mal orientado para estos fines.

De repente, los campeones de la teoría del participantes, como el previsiblemente despreciable Washington Post, se encuentran cantando una nueva melodía sobre los capitalistas buitre, decidiendo que los vendedores en corto de los fondos de cobertura son ahora los buenos.

Hay un exceso de optimismo sobre la economía durante los próximos cuatro años en Estados Unidos. Sin embargo, EEUU sigue estando en la cima si se compara con Europa y China.

Un depósito bancario no es en sí mismo dinero y sólo se pagará y recibirá en lugar de dinero mientras el público no tenga la más mínima duda en los bancos.

A pesar del estado de bienestar, el hambre ya no es un problema generalizado en América. Pero para mantener la narrativa, el «hambre» se convirtió oficialmente en «inseguridad alimentaria».