El marco de derechos de propiedad de Rothbard hace hincapié en la propiedad absoluta de uno mismo y los derechos de propiedad privada como fundamento de una sociedad libre. En este marco, los individuos tienen el control exclusivo sobre sus propios cuerpos y propiedades, y ninguna autoridad externa —estatal o de otro tipo— puede obligarlos legítimamente a actuar en contra de su voluntad, especialmente cuando dicha coacción implica una intrusión corporal.
Aplicando la lógica de Rothbard, las vacunas obligatorias constituyen una violación de la propiedad de uno mismo, ya que imponen coercitivamente intervenciones médicas a los individuos, infringiendo así su derecho a controlar sus propios cuerpos.
En este contexto, la presión del cirujano general de Florida, Joseph Ladapo, para eliminar todas las obligaciones estatales de vacunación se ajusta a esos principios al rechazar el cumplimiento médico impuesto por el Estado. Esto concuerda con la opinión de Rothbard de que el Estado no tiene ningún derecho legítimo sobre la autonomía corporal individual. Al enmarcar la vacunación como una elección personal en lugar de una obligación colectiva, el cambio de política refleja la afirmación de Rothbard de que ninguna persona o gobierno puede utilizar la fuerza para imponer decisiones sanitarias a otros, ni siquiera por supuestos beneficios para la salud pública.
Además, la crítica de Rothbard a la intervención estatal como intrínsecamente ilegítima apoya el desmantelamiento de las obligaciones institucionales en las escuelas, los lugares de trabajo y los centros de salud. Si se respetaran plenamente los derechos de propiedad, serían las instituciones privadas, y no el Estado, las que establecerían las políticas de vacunación para sus instalaciones, permitiendo a las personas asociarse o desvincularse voluntariamente en función de esas normas.
La medida de Florida tiene por objeto devolver el poder de decisión a los individuos y a las entidades privadas, en consonancia con un orden social descentralizado y basado en el consentimiento.
En consonancia con los principios libertarios, siempre que no se produzca una agresión directa por parte de una persona no vacunada, el Estado carece de autoridad moral para imponer de forma preventiva cualquier tipo de vacunación, lo que convierte la orientación política de Florida en una aplicación práctica de la teoría radical de los derechos de propiedad.