Olviden el alegado contrato social: los impuestos son coercitivos
Los impuestos no son una obligación contractual entre el Estado y los individuos a los que gobierna. Por definición, los impuestos son deudas no contractuales en las que el Estado es el acreedor, y el pago de estas deudas se exige mediante la coacción y la violencia. Aunque puede haber impuestos vinculados a la realización de determinadas actividades económicas (por ejemplo, la venta de productos), todas las formas de esta política económica comparten la característica de ser indiferentes al consentimiento de los individuos gobernados.