Intervencionismo

Aunque los operadores políticos de la derecha se aferraron al análisis costo-beneficio en nombre del control de la regulación, la herramienta ha promovido, en muchos casos, la expansión del poder estatal.

Todas las enseñanzas y preceptos de la ética presuponen la autonomía moral del individuo y, por tanto, apelan a la conciencia de éste.

Tal y como advirtió Mises, el intervencionismo tuvo éxito donde el comunismo fracasó, derrocando con éxito a gobiernos de todo el mundo que nunca tuvieron un verdadero respeto por los derechos de propiedad.

El público debe llegar a comprender mejor que sin propiedad privada no hay libertad; que no hay un medio seguro; y que los ciudadanos estamos comprometidos en una lucha constante con el gobierno sobre la cantidad de nuestra propia propiedad, y de los frutos de nuestro propio trabajo.

Millones de americanos no tienen ningún concepto de la economía, y simplemente no creen que las compensaciones existan.

El New Deal es un caso paradigmático de cómo convertir una recesión en una depresión. Que los líderes de EEUU lo consideren un modelo a seguir no habla muy bien de su cultura económica, y no augura nada bueno para nuestro futuro.

El régimen nazi no representó un mal único en la historia, sino una combinación ya convencional de dos peligrosas tendencias ideológicas: el nacionalismo y el socialismo.

Con los intereses empresariales afectados exigiendo una armonización regulatoria y los legisladores y reguladores del mundo dispuestos a suministrarla, ¿quién se opondrá a ella? La respuesta, con demasiada frecuencia, es nadie.

Si la economía mixta es un desastre, ¿por qué la tenemos? Porque permite a los bien conectados saquear al resto en una socialdemocracia disfrazada de «capitalismo democrático».

Desde la Gran Depresión hasta la Guerra Fría, pasando por la Guerra al Terror, el régimen busca repetidamente mantener a sus ciudadanos en un estado de miedo. Y hay un «enemigo» que siempre está ahí para que el Estado nos salve: la «codicia» y el capitalismo.