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Esos tiempos en los que los medios alababan las tácticas de inmigración propias de la Gestapo

Mises Wire James Bovard

Todo votante de Trump está en la práctica, “ colocándose la frontera, como los nazis, yendo ‘tú aquí, tú aquí’”, decía el viernes el tertuliano de la MSNBC, Danny Deutsch. El exdirector de la CIA, Michael Hayden, también comparaba la mano dura de la administración Trump con la inmigración con los campos de concentración nazis. Los medios están exhibiendo la angustia de padres e hijos separados por la fuerza en la frontera del suroeste.

Hace dieciocho años, los medios mostraban una reacción diametralmente opuesta a la que tal vez sea la acción de inmigración más famosa de la historia estadounidense. Aunque algunos críticos entonces se quejaran de una acción federal propia de la Gestapo, la mayoría de los medios rebajaban u ocultaban la supuesta brutalidad.

El 22 de abril de 2000, 130 agentes federales llevaban a cabo de madrugada una incursión en el barrio de la Pequeña Habana de Miami para apoderarse de Elián González, un niño cubano de seis años. La incursión destrozo puertas, una cama, golpeó a cubanoamericanos y dejó a dos cámaras de la NBC heridos, retorciéndose de dolor por golpes en el estómago o culatazos en la cabeza. La incursión parecía desvanecerse sin rastro, hasta que apareció una foto tomada por el periodista de Associated Press, Alan Díaz, mostrando a un agente de la patrulla de fronteras apuntando con su sufusil hacía el aterrizado niño, abrazado por el pescador que le había rescatado en el Océano Atlántico seis meses antes.

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Mientras que las falsedades de la administración Trump sobre las inmigraciones han sido ampliamente divulgadas, poca gente recuerda las volteretas retóricas de la administración Clinton. Pocas horas después de la acción de Elián, el segundo del fiscal general, Eric Holder, afirmaba en una conferencia de prensa que el niño “no había sido recuperado a punta de pistola”. Cuando se le preguntó acerca del subfusil de la foto, Holder explicó: “Eran agentes armados que entraron ahí y actuaron muy sensatamente”.

La fiscal general, Janet Reno, cuando se le preguntó acerca de la foto, destacaba que el dedo de la gente “no estaba sobre el gatillo”. Pero eso apenas es una consolación cuando una persona muy nerviosa está empuñando una Hechler & Koch MP-5 que dispara 800 balas por minuto. Dos días después, Reno declaraba: “Una de las cosas que es muy importante es que no se usó fuerza. Fue la demostración de fuerza la que evitó que la gente fuera herida”. Esto sería una noticia para las personas golpeadas, empujadas y derribadas por los agentes federales.

Cuando se preguntó al portavoz de la Casa Blanca, Joe Lockhart, si los agentes federales habían usado fuerza excesiva, este destacó que los agentes “llegaron en furgonetas blancas”, como si el color de los vehículos demostrara que era una misión de socorro. Lockhart imploraba a los medios: “Indudablemente espero que los que tienen la tarea de describir esas cosas al público pongan mucho cuidado y mucha perspectiva” en cómo presentaban la foto de Díaz.

Después de que una película mostrará a una agente del Servicio de Inmigración y Naturalización (SIN) sacando a Elián de la casa con una mirada de horror en la cara del niño, un cínico comentó que parecía un vampiro que se llevaba con entusiasmo su desayuno. Sin embargo, la jefa del SIN, Doris Meissner, rechazaba las preocupaciones acerca del bienestar del niño y destacaba que a Elián se le dio rápidamente Play-Doh después de haber sido puesto en custodia. Meissner explicaba: “Play-Doh apretable es lo mejor que puedes hacer por un niño que podría estar sufriendo estrés”. Meissner no dijo qué color de Play-Doh es el mejor antídoto para enfrentarse a un subfusil.

Los noticiarios de los medios respaldaron la historia de la administración Clinton. Menos de tres horas después de la incursión, el presentador de las noticias de la CBS, Dan Rather interrumpía la emisión de la conferencia de prensa de Reno para afirmar: “Aunque el fotógrafo estuviera legalmente en la casa (…) estaría la cuestión de la privacidad, empezando por la privacidad del niño”. A Rather le preocupaba más que se fotografiara el terror que el terror mismo.

El New York Times evitó poner la foto en portada, dándole en su lugar el tratamiento usualmente reservado para las imágenes de propaganda de los regímenes comunistas. La foto aparecía en la página 16 junto a un artículo lateral de un crítico de los medios del Times para ayudar a los lectores a “poner en contexto” la violencia aparente.

El articulista del New York Times, Thomas Friedman, en un artículo titulado “Reno for President”, declaraba que la foto del subfusil “me llego al corazón” y simbolizaba que “EEUU es un país que en el que el estado de derecho funciona. Esta imagen ilustra lo que ocurre a aquellos que desafían al estado de derecho y lo lejos que nuestro gobierno y pueblo llegarán para conservarlo”. Pero como el intento de la administración de Clinton de apropiarse de Elián había sido rechazado por un tribunal federal de apelaciones dos días antes, la legalidad era bastante dudosa y era algo rechazado incluso por iconos progresistas como el profesor de derecho de Harvard, Laurence Tribe.

Para muchos de los cuerpos mediáticos, el peligro real era que la imagen de Díaz “incendiara todas las locuras”, algo que inquietaba a James Warren, jefe de la sucursal en Washington del Chicago Tribune. El autor Garry Wills, al escribir en las páginas de opinión del New York Times, retrataba a los federales como víctimas de la desconfianza de los ciudadanos: “La disposición de la gente para deplorar tácticas de ‘bota militar’ revela la intransigencia que hacía necesario al rescate”.

Es difícil creer que esos sentimientos se produjeran en la misma nación o incluso en el mismo siglo que las actuales reacciones contra las tácticas de aplicación de la ICE. En ¿Es una señal de progreso que los medios de comunicación ya no alaben automáticamente las medidas duras de los agentes federales? El jurado no tomará una decisión sobre esa cuestión al menos hasta dinero de 2021.

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