Reseñas de libros

No es sorprendente que Keynes vea la economía desde la perspectiva de un burócrata gubernamental; esto es exactamente lo que, durante una parte importante de su vida, fue. Fue por su «servicio» burocrático, y no por su economía, por lo que fue elevado a la nobleza.

Los Estados Pontificios ofrecen un caso de estudio útil para entender la transformación de Europa en el siglo XIX. Desgraciadamente, el estudio de Kertzer sobre el tema se enmarca en nociones erróneas de ilustración y medievalismo.

El libro de Jason Stanley sobre el fascismo es un embrollo que parece existir principalmente con el propósito de manchar todo lo que a Stanley no le gusta con la etiqueta de «fascismo».

En su libro God Is a Capitalist: Markets from Moses to Marx, McKinney «muestra cómo los principios económicos bíblicos dan respuesta a los problemas más acuciantes del mundo actual, como la pobreza, la desigualdad y la contaminación».

Los virus mentales que Saad tiene en mente son en gran medida aquellos que niegan que los seres humanos tengan una naturaleza biológica: «Muchos patógenos de ideas comparten un hilo común, un profundo deseo de liberar a la gente de los grilletes de la realidad».

Uno de los hechos más sorprendentes de la historia del mundo: desde aproximadamente 1800, se ha producido un enorme aumento del nivel de vida medio en todo el mundo. Antes de esa fecha, casi todo el mundo era pobre, pero entonces las cosas cambiaron.

¿Cómo convencemos a la gente para que se someta al régimen o incluso para que muera por él? Convéncelos de que el régimen fue fundado y sostenido por una raza de «estadistas» sobrehumanos como Wilson, Lincoln y los «Padres Fundadores».

Con su último libro, George Will ha vuelto a sus raíces libertarias. Pero todavía está demasiado enamorado del paternalismo tory que ha infectado su obra durante mucho tiempo.

La clara naturaleza religiosa del progresismo que emerge es evidente. La izquierda ha descubierto que el racismo es la configuración por defecto del hombre, y una persona «es capaz de escapar de ese estado caído» sólo a través de su arrepentimiento izquierdista.

En su historia del liberalismo (tanto clásico como de otro tipo) Helena Rosenblatt se basa en una caricatura de los liberales como radicalmente individualistas y preocupados sólo por el beneficio material. Se trata de un desafortunado error.