Mercados financieros

La crisis a la que nos enfrentamos en 2008 no ha desaparecido, ya que no hemos prestado atención a su advertencia de cambiar de rumbo y reducir los niveles de deuda. En cambio, se ha vuelto más grande y más peligrosa.

El recién anunciado préstamo de 765 millones de dólares a Kodak es sólo otro caso de DC eligiendo ganadores y perdedores.

Según los keynesianos, los efectos de la riqueza son el resultado de la creación de dinero, y tienen un impacto beneficioso. Los keynesianos tienen razón en que los efectos de la riqueza existen. Pero se equivocan en cuanto a quién se beneficia.

Nuestra posición actual sobre la deuda parece ser similar a decir que la única manera de evitar el ahogamiento es vertiendo más agua sobre la víctima.

El estadounidense medio no recuerda el patrón oro ni la estanflación de los años setenta. La mentalidad colectiva es ahora el clásico «patea la lata por el camino».

En medio de una burbuja bursátil como ésta, todos, desde Warren Buffet hasta el lustrabotas, tienen grandes consejos para ti.

Se ha demostrado que las políticas de los bancos centrales que se basan en tipos de interés ultra bajos provocan un estancamiento económico. Desafortunadamente, los banqueros centrales no parecen tener otras ideas.

Como en los años treinta, los gobiernos están recurriendo a nuevos programas y esquemas que sólo prolongarán la crisis y empeorarán las cosas.

En pocas palabras, si no fuera por la política monetaria acomodaticia, estas empresas ya habrían cerrado. Una vez más, la Reserva Federal se niega a permitir que la mano invisible frene el exceso por temor a una crisis de liquidez, la crisis de crédito, y peor.

Ahora, más que nunca, estamos en aguas desconocidas en lo que se refiere a bancos centrales y política monetaria. El economista Brendan Brown echa un vistazo a dónde estamos y lo que el futuro podría deparar a la carrera de los bancos centrales hacia el fondo.