La Fed

A diferencia de la inflación continua de los precios que suele provocar la expansión de la oferta monetaria por parte de los bancos centrales, la inflación de los precios generada por la disminución de la oferta de bienes es un asunto puntual.

Desde el pánico del coronavirus, la Fed ha comprado una tonelada de bonos del gobierno, pero también ha comenzado a comprar bonos corporativos, ha abolido los requisitos de reserva, ha redefinido la M1 y ha cambiado a un objetivo de inflación media.

Al igual que los reyes envilecieron las monedas para ayudar a pagar sus guerras, la Reserva Federal utilizó la inflación para ayudar a pagar la participación de los EEUU en la Primera Guerra Mundial.

Con una moneda sana, ninguna de estas distorsiones habría sido posible: las limitaciones de la propia moneda habrían obligado a deshacerse del riesgo excesivo mucho antes de que pudiera convertirse en un enfrentamiento entre los grandes fondos de cobertura y los trolls de Reddit.

El firme punto de vista anti-inflacionario de Mises y su recomendación de volver al dinero sano (es decir, al dinero del libre mercado) se basaba en su conciencia de las desastrosas consecuencias de una política inflacionaria

Un depósito bancario no es en sí mismo dinero y sólo se pagará y recibirá en lugar de dinero mientras el público no tenga la más mínima duda en los bancos.

No importa cuán sombría sea la economía, es probable que los keynesianos digan: «Habría sido peor sin nosotros».

La economía americana no pudo recuperarse de los ataques legislativos de las administraciones republicana y demócrata. La empresa individual, el principal resorte de una riqueza sin precedentes, no tuvo oportunidad.

A pesar de sus incesantes esfuerzos de relaciones públicas que afirman lo contrario, la Fed sigue siendo una de las principales razones del empobrecimiento de las familias de clase trabajadora y de clase media.

Si el pensamiento actual continúa, los bancos centrales del mundo comprarán cualquier papel que los gobiernos emitan. El resultado para el final de la década será un balance de la Reserva Federal de 40 a 50 billones de dólares.