Guerra y política exterior

Hasta que no haya una nueva clase de política exterior informada por una perspectiva de moderación, no debe esperarse ningún tipo de castigo o degradación de los que han llevado a cabo las guerras chapuceras de las últimas décadas.

Cualquier persona con conciencia puede ver fácilmente que asesinar a Julian Assange sería simplemente un asesinato. Sin embargo, la reacción a todo esto de la prensa dominante ha sido un gran bostezo colectivo.

Después del 11 de septiembre, el establecimiento de seguridad se embarcó vertiginosamente en una cruzada democrática global contra cualquier nación que no se sometiera al orden hegemónico liberal de Estados Unidos.

Si la equidad es una preocupación, hay una manera fácil de lograr la equidad en este tema: abolir el Servicio Selectivo para todos. Es tan fácil como eso. Ni siquiera costaría un centavo del dinero de los contribuyentes.

Es de esperar que el aumento de la interdependencia y la superposición de intereses contribuyan a configurar un futuro de estabilidad en Europa y a mantener la preciosa ausencia de otra gran guerra en el continente.

En lugar de difundir la «democracia» bombardeando naciones extranjeras, Estados Unidos difundirá la «salud» repartiendo vacunas producidas por conglomerados farmacéuticos intocables.

Mientras continúan las intervenciones militares de Estados Unidos en varios continentes, debemos recordar que gran parte de la política exterior de EEUU es poco más que la limpieza de los desórdenes que EEUU ha creado.

Moyn teme que la «guerra humana», junto con los programas de vigilancia global, sometan al mundo al control hegemónico de una o unas pocas superpotencias dominantes.

Los atentados terroristas del 9/11 fueron posibles gracias a un inmenso fracaso militar y de inteligencia por parte del gobierno de Estados Unidos. ¿Por qué pensar que esta gente «nos mantiene a salvo»?

En esta breve entrevista, Ludwig von Mises analiza la situación de la economía mundial, el Plan Marshall y el camino hacia la recuperación.