Burocracia y regulación

La política antimonopolio del Estado a menudo resulta en la destrucción de las medidas de ahorro de costos adoptadas por las empresas más grandes, con lo que se elevan los precios para los consumidores comunes.

Las licencias ocupacionales pueden aumentar la calidad para algunos clientes de ingresos más altos. Pero la concesión de licencias aumenta el poder de monopolio de las empresas dominantes al tiempo que expulsa del mercado a los clientes de bajos ingresos.

Las memorias de Shannon O'Toole sobre cómo trabajar para la FDIC nos ayudan a entender por qué algunos han llamado al empleo federal «bienestar del cuello blanco».

Mises afirma, con toda la razón, que cualquiera que defienda el dictado gubernamental sobre un área de consumo individual debe, lógicamente, abogar por el dictado completo sobre todas las opciones.

Si vivimos en una sociedad en la que la gente cree automáticamente a cualquiera que acuse a un tercero de ser un violador, entonces nuestra sociedad tiene problemas que van mucho más allá de unas leyes de difamación insuficientemente sólidas.

El reciclaje no es gratuito. Requiere el uso de tiempo y recursos, muchos de los cuales terminan malgastados. Pero los políticos siguen insistiendo en que el reciclaje es siempre un beneficio mutuo, a pesar de que tenemos muchos ejemplos de lo contrario.

Es muy poco probable que las grandes empresas políticamente correctas por sí solas puedan convertir a los EE.UU. en una sociedad totalitaria. Históricamente, las políticas empresariales han seguido el ejemplo del Estado, y no al revés. El Estado sigue siendo la amenaza real.

En lugar de pagar a los trabajadores de su campaña más de su riqueza personal, Bernie Sanders está recortando las horas de trabajo de los empleados y reduciendo los eventos de la campaña, ilustrando así cómo las subidas del salario mínimo son un problema para los trabajadores.

Después de muchas décadas de control de alquileres y otras regulaciones, los políticos de Nueva York todavía no pueden entender por qué la vivienda es tan cara.

En respuesta a la escasez de los mercados inmobiliarios, el gobierno de Berlín ha decidido empeorar las cosas a través de controles de precios y nuevas regulaciones sobre la construcción de viviendas.