¿Eres un enemigo del Estado? Muy probablemente.
Si eres libertario y cuestionas las últimas depredaciones del gobierno, probablemente también seas considerado un enemigo del Estado.
Si eres libertario y cuestionas las últimas depredaciones del gobierno, probablemente también seas considerado un enemigo del Estado.
Mientras la atención occidental se centra en el conflicto Israel-Hamás, en Yemen se libra una guerra silenciosa con una destrucción previsible. No es sorprendente que el intervencionismo de EEUU esté alimentando esta lucha.
La poco ceremoniosa salida de Claudine Gay de la presidencia de la Universidad de Harvard no se debió finalmente a sus problemas de plagio, sino más bien a su desastrosa comparecencia en una audiencia del Congreso sobre Israel y Hamás.
Las recientes protestas en los campus a raíz del conflicto Hamás-Israel se han enmarcado como antiapartheid o antisemitas. El conflicto es mucho más profundo, pues hunde sus raíces en políticas identitarias tóxicas.
Con los houthis en Yemen disparando contra barcos comerciales en el Mar Rojo, los EEUU está contemplando otro conflicto más en Oriente Medio. Como vemos una vez más, la agresión lleva a más agresión.
Ningún presidente recibe más carta blanca por su conducta tiránica que Franklin D. Roosevelt. El historiador David Beito mira detrás del telón.
La respuesta al brote de covid-19 se entiende mejor como una herramienta del Estado de seguridad nacional que como una medida de salud pública.
A medida que tanto progresistas como conservadores se vuelven autoritarios, el populismo libertario inspirado en Murray Rothbard ofrece una alternativa al sinsentido estatista que domina el discurso político.
La propuesta de Nippon Steel de fusionarse con US Steel está encontrando la oposición de los sospechosos habituales en Washington, por no mencionar a Tucker Carlson. Su histeria se sale de lo normal.
Muchas ciudades y estados de este país han derribado o destruido monumentos porque representan parte de un pasado que los progresistas y los izquierdistas creen que no debería haber existido. Sin embargo, cada vez que derribamos algo, perdemos potencialmente parte de una herencia importante.