Poder y mercado

Entre los economistas que siguen una idea conocida como «monetarismo de mercado», una de sus principales propuestas es que el banco central debe «apuntar» a una tasa anual específica de aumento de las cifras del PIB nominal, que no se ajustan a la inflación.

El covid desencadenó un aumento masivo de las prohibiciones gubernamentales en América. A muchos se les prohibió mantener sus empresas abiertas. Muchos se vieron obligados a dejar de trabajar.

Buenas noticias para todos, la inflación que los americanos están presenciando diariamente es temporal. Eso es, al menos, lo que nuestros tecnócratas ilustrados de la Reserva Federal están tratando desesperadamente de convencer al resto del mundo.

Recientemente se ha superado un importante hito. Para ser exactos, la última actualización del balance de la Fed del 17 de junio de 2021 muestra la cifra de 8,064 billones de dólares.

Todos hemos oído hablar del nuevo insulto a nuestras vidas y a nuestros hijos. Me refiero, por supuesto, a la creciente adopción de la «teoría crítica de la raza» como parte de los planes de estudio de las escuelas públicas. ¿Por qué debería sorprendernos?

La clave del éxito es difundir las ideas de libertad hasta que tengamos la capacidad de obligar a los políticos a desmantelar el Estado de guerra-de bienestar y el sistema de dinero fiat que es la sangre vital del gobierno autoritario.

La reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de junio presentó más del mismo problema, la compra continua de 120.000 millones de dólares en bonos al mes y tipos de interés cercanos a cero.

El voluntariado. Es un término incómodo. Sin embargo, es lo que el filósofo político Auberon Herbert denominó como el único acuerdo social que respetaba la autoposesión de las personas —cooperación mutuamente voluntaria y no coercitiva. La coacción gubernamental, por el contrario, la viola intrínsecamente.

Las sociedades son más prósperas cuando los ciudadanos producen e innovan sin la intervención del gobierno. Sin duda, las regulaciones pueden frenar el progreso de la innovación y, por extensión, el crecimiento económico.

Los historiadores aún se preguntan por qué, a pesar de su dominio en siglos anteriores, China no logró industrializarse antes que Europa. Algunos sostienen que la cultura de la conformidad engendrada por el confucianismo impidió la afluencia de ideas disruptivas capaces de desencadenar una revolución económica.