Poder y mercado

Me complace anunciar que la colección 2018 The Economic Theory of Costs: Foundations and New Directions, está ahora disponible en rústica a un precio sustancialmente reducido (ver el post anunciando su publicación original aquí).

La semana pasada, el Departamento de Energía de Trump anunció una relajación de un conjunto de normas de eficiencia energética de bombillas eléctricas (EISA, por sus siglas en inglés) que se implementaron por primera vez bajo la dirección de George W. Bush y se finalizaron bajo la dirección de Obama.

El gasto ha aumentado implacablemente desde que los Republicanos ganaron el control de la Casa Blanca en el Congreso en 2016. La toma del poder por parte de los Demócratas no ha hecho nada, y no es de extrañar, para detener el gigantesco gasto.

Los políticos de Alejandría Ocasio-Cortez a Dick Cheney están de acuerdo en que los déficits no importan. Por supuesto, eso es exactamente lo que diría un político.

En la discusión política de hoy, uno de los principios fundamentales sobre los que se ha construido nuestra sociedad ha sido el de la defensa: los derechos de propiedad privada y la protección de los mismos.

La Constitución de los Estados Unidos nunca otorgó al gobierno federal la autoridad para crear un banco central. Los Padres fundadores, habiendo vivido ellos mismos la hiperinflación, entendieron que el Estado nunca debía tener una imprenta a su disposición.

Mientras los estadounidenses contemplaban la desaparición de Jeffrey Epstein, las autoridades chinas tenían asuntos más urgentes, ya que el tercer banco del país fue rescatado a finales de la semana pasada.

El reciente trabajo de Matthew McCaffrey, miembro del Instituto Mises, sobre la autorregulación en la industria de los videojuegos, está ahora disponible como estudio de caso en el Harvard Business Review.

Hoy es el cumpleaños de Hans Hoppe.

El gobierno de Estados Unidos está infamemente endeudado. Desde aproximadamente 2012, la deuda pública oficial ha igualado o superado el PIB.