Una «ciudad inteligente» es una ciudad plagada de impuestos elevados y planificación centralizada
El término «ciudad inteligente» evoca imágenes de utopías futuristas en las que la tecnología mejora a la perfección nuestra vida cotidiana. El tráfico fluye como una sinfonía, los camiones de la basura sólo aparecen cuando son necesarios y los baches se rellenan solos mientras nos disculpamos por las molestias. Pero si quitamos el barniz brillante, descubriremos que estas supuestas iniciativas inteligentes no son más que una nueva forma de sacar dinero a los ciudadanos. Hagamos un recorrido por el paisaje urbano de este carterismo digital.