En la caída de un ciclo, empresas que prosperan pasan a experimentar facultades o hundirse. Estos errores no son específicos para ninguna empresa. Se producen juntamente con sectores enteros de la economía. Personas que ayer eran ricas hoy se han convertido en pobres. Fábricas que estaban ocupadas ayer, hoy cierran y los trabajadores se quedan sin empleos.
Los propios empresarios están confundidos sobre por qué. No encuentran sentido a por qué ciertas prácticas empresariales que eran rentables ayer, hoy pierden dinero. Aparecen malas condiciones empresariales cuando menos se espera: justo cuando todos los negocios son de la opinión de que ha llegado una nueva era de progreso constante y rápido.
En sus escritos, Ludwig von Mises argumentaba en contra de la explicación prevaleciente de las teorías del sobreconsumo y el infraconsumo del ciclo económico y trataba críticamente diversas teorías que dependían de nociones vagas de psicología de masas y sacudidas irregulares.
En la explicación psicológica, un aumento en la confianza de la gente con respecto a las condiciones empresariales futuras da lugar a un auge económico. Inversamente, una caída súbita en la confianza pone en marcha un estancamiento empresarial.
No cabe ninguna duda de que durante una recesión la gente confía menos en el futuro que durante los buenos tiempos. Pero observar esto no es explicarlo.
Igualmente, las teorías que ven las diversas sacudidas e perturbaciones como la causa esencial detrás de los ciclos de auge-declive no mejoran nuestro conocimiento con respecto al fenómeno del ciclo de auge-declive.
Tampoco explica cómo se producen el auge y el declive o por qué son de naturaleza recurrente.
Para llegar a una explicación correcta, sostiene Mises, tenemos que remontar el cambio en las condiciones empresariales hasta fenómenos previamente establecidos e identificados y eso es precisamente lo que no hacen estas teorías.
De aquí Mises concluye que ninguna de estas teorías proporciona una explicación, sino que más bien describen los fenómenos de una forma distinta.
Mises también sostenía que los diversos métodos estadísticos y matemáticos eran otra manera de describir, pero no de explicar acontecimientos. Los métodos estadísticos hacen posible hacen posible generar gráficos de fluctuaciones de datos, pero no mejoran nuestro conocimiento de lo que causa las fluctuaciones.
La teoría del crédito circulación de los ciclos económicos
Mises hacía una distinción entre el crédito que está respaldado por ahorro y el crédito que no tiene ningún respaldo. Al primer tipo lo llama crédito mercancía. Al segundo lo llama crédito circulación. Es el crédito circulación el que desempeña el papel clave en la creación del proceso del ciclo deauge-declive.1
Cuando el crédito está completamente respaldado por ahorros (es decir, crédito mercancía) permite la expansión herramientas y maquinaria. Con una mejor infraestructura, ahora es posible no solo producir más bienes, sino bienes de mejor calidad. Ahora es posible la expansión de la riqueza real.
En una economía de mercado no intervenida, los prestatarios son usuarios de ahorros que se aseguran de que dichos ahorros se emplean de la manera más eficiente: generando ganancias. Esto significa que los ahorros reales se emplean de acuerdo con las prioridades más importantes de los consumidores. Podemos ver así que mientras los bancos faciliten crédito mercancía, deberían ser considerados como agentes de generación de riqueza.
Por el contrario, siempre que los bancos se dedican al préstamo del crédito circulación, se convierten de hecho en agentes de destrucción de riqueza real.
Al contrario que el crédito mercancía, el crédito circulación no está soportado por ningún ahorro real. Este tipo de crédito es un derecho vacío creado por los bancos. En el caso del crédito mercancía, el prestatario consigue bienes que fueron producidos y ahorrados para él.
Sin embargo, esto no es el caso con respecto al crédito circulación. Aquí no se ha producido ni ahorrado ningún bien. Una vez el prestatario usa los derechos sin respaldo, es a costa de los tenedores de los derechos con respaldo completo. De esta manera, el crédito circulación perjudica a los generadores de riqueza real.
Como consecuencia de un aumento en el crédito circulación, los tipos de interés del mercado monetario caen por debajo del tipo natural, es decir, del tipo que se establecería en un mercado libre.
Como consecuencia de la rebaja artificial de los tipos de interés, las empresas asumen diversos proyectos nuevos de capital para expandir y alargar la estructura de producción. Antes de la rebaja de los tipos de interés, estos proyectos de capital no parecían ser rentables. Sin embargo, ahora, al mantenerse los tipos del mercado monetario por debajo del tipo natural, la actividad económica se dispara y aparece un auge económico.
La rebaja forzada de los tipos de interés hace que aparezcan procesos de producción que no se habrían llevado a cabo en caso contrario. Ahora se ha creado una estructura de producción que produce bienes y servicios que en realidad los consumidores no pueden permitirse.
En lugar de usar la existencia limitada de los medios de sostenimiento para fabricar herramientas y maquinaria que generarían bienes de consumo en lo más alto de la lista de las prioridades individuales, los medios de sostenimiento se han desperdiciado en bienes de capital que se dirigen a la producción de bienes de consumo de baja prioridad.
En algún momento, los productores de esos bienes descubrirán que no pueden obtener un beneficio o siquiera completar sus planes. Lo que tenemos ahora no es un exceso de inversión, sino una inversión mal dirigida o una mala inversión.
La expansión de la estructura de producción toma tiempo y el fondo limitado de subsistencia puede no ser suficiente para soportar la expansión de la estructura de capital. Si el nuevo flujo de producción de los bienes de consumo no aparece lo suficientemente rápido como para remplazar los bienes de consumo actualmente consumidos, el fondo de subsistencia pasa a estar bajo presión.
En algún momento, los bancos descubren que las empresas marginales están empezando a rebajar su rendimiento. Esto les hace ralentizar la expansión del crédito circulación, lo que a su vez presiona al alza sobre los tipos de interés. Como consecuencia, esto empieza a perjudicar a otras actividades de negocio (no marginales) y puede a menudo ser el acontecimiento precipitante que lleva a un declive económico.
Mises escribía que la fase de declive del proceso del ciclo económico podría precipitarse por otros eventos. La expansión de la oferta monetaria enriquece a los primeros receptores del dinero. Aquellas personas que ahora se han convertido en más ricas como consecuencia de recibir el dinero pueden alterar su patrón de consumo.
Esto puede obligar a los negocios a ajustarse a esta nueva situación. Una vez se ralentiza o detiene la tasa de expansión del dinero, no puede soportarse el nuevo patrón de consumo y la nueva estructura de capital que se erigió se convierte en no rentable y debe abandonarse.
No es sorprendente que Mises se opusiera fuertemente a la idea de que los bancos centrales deban imponer tipos “bajos” de interés durante una recesión para mantener en marcha la economía.
Por el contrario, creía que los políticos no deberían dedicarse a la rebaja artificial de los tipos de interés sino más bien evitar cualquier intento de gestionar la economía mediante política monetaria.
Al eliminar esta interferencia con los negocios, el banco central proporciona un espacio para respirar a los generadores de riqueza y así pone las bases para una recuperación duradera de la economía.
- 1Ludwig von Mises, Human Action (Contemporary Books, Inc. Chicago), p. 571. [La acción humana].