Otras Escuelas de Pensamiento

Uno de los ataques más brillantes y contundentes contra la política exterior de la Guerra Fría en la era de la posguerra vino de la pluma del veterano publicista Garet Garrett, en su panfleto «El surgimiento del Imperio».

En cada administración, las herramientas de la inflación, los préstamos, los impuestos y la regulación se utilizan para transferir la riqueza del pueblo al Estado.

En palabras de Henry Hazlitt, «las ideas que ahora pasan por brillantes innovaciones y avances son en realidad meros avivamientos de antiguos errores».

Las objeciones planteadas contra la economía de mercado se basan en una economía muy mala.

Marx dijo que lo que quería era crear un estado de un solo mundo. Y eso fue idea de Lenin también.

Como los marxistas no admiten que las diferencias de opinión pueden resolverse mediante discusión y persuasión o decidirse por mayoría de votos, no hay solución abierta sino guerra civil.

La idea es que la nueva medida de PIB-B del MIT le permite al estadístico estimar un «excedente del consumidor».

J. B. Say y la Escuela liberal francesa absorbieron un método de enfoque que fue, al menos implícitamente, subjetivista e individualista. Y aquí radica la razón para el desprecio de la Escuela liberal por parte de muchos críticos modernos.

Existe un mito persistente de que el capitalismo ha destruido lo que hubiera sido una abundancia natural y tranquilidad. Sin embargo, la naturaleza no genera abundancia ni paz. La marca característica del «estado de naturaleza» es el conflicto irreconciliable.

El capitalismo no solo no es un sistema de explotación del trabajo, sino que el sistema real de explotación del trabajo es el socialismo.