Algunos secesionistas hablan de redibujar la frontera entre Illinois e Indiana. El hecho de que los políticos se opongan con tanta vehemencia sugiere que es una buena idea.
No es asunto nuestro. Y esto no significa intentar negociar un acuerdo en la guerra de Ucrania. Significa mantenerse completamente al margen. No debemos enviar armas allí.
Aunque los defensores de la TMM afirman tener conocimientos especiales, lo irónico es que no entienden nada de dinero. Como todos los estatistas progresistas, no comprenden el daño económico causado por sus «modernas» manipulaciones monetarias.
Aunque el poder estatal ha asfixiado a la sociedad francesa durante más de cuatro siglos, el problema se está agravando, ya que el gobierno socava deliberadamente la economía de mercado para «luchar contra el cambio climático». Los franceses no tendrán ni temperaturas frescas ni prosperidad.
El presidente Trump está imponiendo aranceles elevados sin el consentimiento del Congreso, a pesar de que la Constitución de los EEUU solo otorga al Congreso la potestad de fijar las tasas impositivas. Es hora de que el Congreso deje de redelegar sus poderes legalmente delegados.
Antes de dejar el cargo, el presidente Joe Biden indultó a título póstumo al nacionalista negro Marcus Garvey, condenado por fraude postal en 1923. Como otros disidentes que vinieron después, Garvey fue acosado por el FBI. Incluso muerto, sigue siendo un personaje complejo.
La Fed está perdiendo cantidades récord de dinero, pero en el mundo mágico de la impresión de dinero, no es un problema para la Fed. Es un problema para los contribuyentes.
En un mundo posterior a la Guerra Fría, existe la oportunidad de encontrar ideas útiles incluso entre la Nueva Derecha que Rothbard detestaba. The Managerial Revolution, de James Burnham, aportó puntos importantes sobre la relación entre el gobierno y las empresas.
Dado que no existe una auténtica prueba de mérito en el «servicio» que el gobierno presta a los consumidores, los burócratas han decidido que la métrica del éxito es disponer de más personal y más presupuesto.
La secesión del sur de 1861-65 es retratada como una «causa perdida» por sus partidarios y como un acto de maldad por detractores. Murray Rothbard argumentó que los confederados buscaban la libertad de opresores políticos, tal como lo habían hecho sus antepasados en la Revolución americana.
