El problema con Juneteenth
La abolición de la esclavitud fue un gran avance para la libertad humana. Pero muchos de los que celebran Juneteenth hoy todavía aceptan los supuestos básicos que subyacen a la esclavitud.
La abolición de la esclavitud fue un gran avance para la libertad humana. Pero muchos de los que celebran Juneteenth hoy todavía aceptan los supuestos básicos que subyacen a la esclavitud.
Estas razones o muy similares son utilizadas por los oponentes de una forma diferente de abolicionismo: la propuesta de que el gobierno tal y como lo conocemos —gobierno monopolístico, individualmente no consensuado por un grupo armado que exige obediencia y el pago de impuestos— sea abolido.
El concepto de derechos humanos ha sido corrompido por socialistas y asistencialistas. Por eso tenemos que fijarnos en pensadores como Murray Rothbard y otros que expusieron teorías basadas en los derechos naturales y los derechos de propiedad.
Ahora que el mundo avanza cada vez más hacia el proteccionismo comercial y la guerra, conviene recordar el origen de las falacias en las que se basa este movimiento.
En su intento de afirmar que el concepto de libre comercio está lleno de falacias, The American Compass construye su alegato contra el libre comercio sobre... falacias.
Murray Rothbard señaló que las guerras culturales no son el resultado de la intransigencia conservadora, sino de la insistencia de las élites progresistas en imponer nuevas normas culturales a personas que no quieren ser coaccionadas.
Aunque el neoconservadurismo tal como lo conocemos tiene orígenes de EEUU, una de sus versiones está viva y coleando al sur de nuestra frontera. Por desgracia, el neoconservadurismo ha hecho incursiones en América Latina.
El sector inmobiliario comercial de los EUA se enfrenta a una grave crisis que no habría sido posible sin la ayuda de la Fed y las restricciones draconianas impuestas durante la crisis. Los sospechosos habituales piden aún más rescates.
Arabia Saudí considera la desdolarización a medida que las relaciones más estrechas con Rusia, Irán y China crean nuevos incentivos para romper con las antiguas alianzas y acuerdos con Washington.
El movimiento de decolonización pretende destruir tanto la economía como la ciencia, todo ello en nombre de la justicia social. Al final, sin embargo, lo que consiguen no es justicia ni mucho menos orden, sino más bien caos, y un caos mortal.