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El emprendimiento es la base de una sociedad productiva

Aunque hay una proliferación de bienes y servicios llevados a los mercados por productores e inversores con mentalidad empresarial, esta producción fue precedida por alguien o alguna empresa que aprovechó el poder del capital humano para producir esos bienes y servicios.

Lamentablemente, esto se ignora a menudo y, en cambio, nos enfrentamos regularmente a argumentos contra los mercados y contra el valor de los empresarios. A menudo se trata de ataques a las mismas actitudes que conducen a la iniciativa empresarial propiamente dicha. Con el tiempo, esas actitudes matan la empresarialidad y obstaculizan el potencial de crecimiento. La promoción de este «capital humano negativo» va en contra del proceso vital del mercado consumidor-empresario. ¿Quién servirá al consumidor?.1 ¿Quién resolverá la incertidumbre y facilitará el valor, que Per Bylund atribuyó a la ética empresarial?.2 El capital humano negativo ralentiza el motor de la la empresarialidad y no cultiva el florecimiento humano. Un recurso útil sobre esto es «Being Their Own Boss: A Review of American Demography and Entrepreneurship» de Layman Stone. Al leer este artículo, lo superpuse con un punto de vista económico austriaco, considerando el fenómeno desde la perspectiva kirzneriana de que el mercado como proceso es siempre un factor determinante en la actividad empresarial3 y donde operan y tienen que tomar decisiones personas de carne y hueso.

En su famoso libro Wealth, Poverty, and Politics, Thomas Sowell escribió: «La transferencia de los frutos del capital humano no es tan fundamental como la difusión del propio capital humano».4 El capital humano negativo se caracteriza por una actitud improductiva, la falta de atención a las demandas del mercado, las diferencias en cuanto al aprendizaje de nuevos conocimientos, la producción de valor para otra persona, el desprecio por el conocimiento mundano. Una simple frase capta la esencia del capital humano negativo: «Alguien más lo logrará, así que no tengo que hacerlo» o «Si los clientes no compran mi producto o servicio, mi negocio ha fracasado». Esta es una perspectiva del capital humano negativo. Otra podría ser los impedimentos culturales para aprender diferentes ideas o habilidades de otras personas fuera del propio grupo cultural, la forma en que los individuos dentro de un grupo cultural invierten su tiempo en el reemplazo o la adquisición de un nuevo comercio o descubrimiento de mercado y, en general, la voluntad de servir al cliente. Si el emprendimiento está disminuyendo en términos de potencial de crecimiento a lo largo del tiempo, como algunos han informado, el factor de disminución podría ser el capital humano negativo que se difunde a través de muchos pueblos y culturas. Estas actitudes intrínsecamente negativas sobre el capital humano que muchos poseen tienen como objetivo, entre otras cosas, los valores, hábitos y aptitudes necesarios para la autopropiedad y la libertad económica. Una cosa es comprar un producto o adquirir un servicio, pero otra muy distinta es producirlo.

El hecho es que estos amplios factores pueden no aparecer en los análisis, pero tienen efectos perjudiciales, produciendo una visión negativa de la autopropiedad y las habilidades necesarias para participar en el mercado, no sólo para el consumo sino también para el imperativo de la producción, ya que así es como sobrevivieron los primeros americanos.5 Diariamente, los empresarios se encuentran con impedimentos inherentes al mercado y a la cultura que actúan como limitaciones y que no aparecen en los modelos y las proyecciones estadísticas.

Las habilidades y el emprendimiento

Una actitud negativa sobre las habilidades necesarias para la libertad económica reduce el emprendimiento. Estas diferencias de actitudes y hábitos no pueden medirse mediante un análisis estadístico de las puntuaciones de los cuadros, pero son evidentes, no obstante, en los resultados. El capital humano negativo se transmite esencialmente y lleva consigo pensamientos como: «Si no está roto, no lo arregles». «Alguien más lo producirá y lo llevará al mercado». Hay muchas razones por las que las familias, las culturas, las naciones y los individuos desdeñan la adquisición de capital humano de mercado, mientras que algunos aprovechan y abrazan la adquisición de habilidades basadas en el mercado.

Los verdaderos empresarios deben tomar decisiones y emitir juicios sobre lo que pueden y lo que no pueden hacer para dirigir y operar un negocio. Éstos se ven afectados por impedimentos culturales internos y externos y por las actitudes hacia las cambiantes circunstancias del mercado que requieren inversiones y flexibilidad para adquirir o tomar prestado el capital humano de otros.

Sowell ha notado las limitaciones culturales del capital humano negativo en términos de habilidades: «Una nación cuya población siga siendo analfabeta, mientras que la alfabetización se generalice entre otras naciones, se beneficiará, por supuesto, de personas en igualdad de condiciones con las de países en los que la alfabetización ha sido la norma durante generaciones o siglos».6

Por ejemplo, los chinos de los siglos XVI y XVII valoraban las habilidades en el tiempo y la astrología. Aunque las naciones occidentales los habían introducido en el reloj, éste seguía siendo un juguete curioso en aquella época.7 Además de las creencias y los valores vinculados a las habilidades y la movilidad de dichas habilidades, el capital humano es el activo más vital de una nación para el éxito empresarial y la vitalidad económica. Por ejemplo, durante el siglo XVI, Francia se benefició enormemente de los hábiles artesanos italianos. Después del siglo XVI, cuando los artesanos italianos tuvieron mayor movilidad y ya no estaban sólo atados a los mercados franceses, Francia perdió numerosos trabajadores que no podían ser fácilmente reemplazados.8

Pensar de forma diferente

Las actitudes difieren entre los que inician un negocio y los que no. Seamos honestos, algunos tienen actitudes negativas hacia lo que constituye el trabajo o la producción en el trabajo. Incluso la elección de la carrera de una persona está intrínsecamente ligada a su actitud sobre la inversión o la adquisición de capital humano y los beneficios que se pueden obtener con él en el mercado. Aquellos con actitudes positivas respecto a su autodesarrollo y a las habilidades adquiridas invierten para poder cosechar beneficios económicos y servir a los demás. Estas inversiones consisten en aprender cosas nuevas, adaptarse a diferentes desafíos, vivir en diversas circunstancias y experimentar la vida y aprender de los demás.9 Las actitudes negativas hacia el desarrollo del capital humano son perjudiciales para los futuros rangos del empresariado y para la prosperidad económica.

Existen numerosas formas de obtener capital humano que pueden ser recompensadas en el mercado, a partir de la experiencia en el trabajo, los pasatiempos, las clases de educación y las nuevas experiencias de aprendizaje. El consumo de bienes y servicios no sustituye al aprendizaje de cómo se producen esos bienes y servicios. El emprendimiento y su avance se ven afectados por los individuos que desdeñan la noción de empresa comercial e industrial, la autopropiedad, la propiedad privada y los beneficios de la libertad de intercambio. Sin duda, si las familias y los círculos sociales proporcionan productos y servicios sin invertir en el aprendizaje tácito y buscando la libertad económica con ese conocimiento tácito, habrá cada vez menos crecimiento y prosperidad a largo plazo para los empresarios.

¿Qué o quién tiene la culpa de las opiniones negativas sobre la autopropiedad? ¿Podemos suponer que en el plano cultural algunos son más aptos para invertir en los conocimientos y la experiencia necesarios para aumentar la ventaja del capital humano de uno mismo, o que en otras culturas los activos no pueden realizarse y las oportunidades para realizarlos son escasas? Es sorprendente cómo dentro de los diversos grupos culturales hay individuos que, sin importar a dónde vayan, encuentran vacíos en el mercado y los llenan para la población general de consumidores.10 Es simple: hay una actitud negativa hacia el capital humano necesario para adquirir libertad económica.

  • 1Ludwig von Mises, Interventionism: An Economic Analysis (Atlanta, GA: Foundation for Economic Education, Inc.. 1998).
  • 2Per Bylund, «Per Bylund: The Entrepreneurial Ethic», Mises.org, 18 de febrero de 2020, https://mises.org/library/bylund-entrepreneurial-ethic.
  • 3Israel Kirzner, Competencia y función empresarial (Chicago: University of Chicago Press, 1973).
  • 4Thomas Sowell, Wealth, Poverty, and Politics, 2ª ed., Londres: University of Chicago Press, 1973. (Nueva York: Basic Books, 2016).
  • 5Thomas J. DiLorenzo, How Capitalism Saved America: The Untold History of Our Country, from the Pilgrims to the Present (Nueva York: Crown Forum, 2004).
  • 6Sowell, Wealth, Poverty, and Politics.
  • 7Carolo M. Cipolla, Las máquinas del tiempoEstudios sobre la génesis del capitalismo (Nueva York: W.W. Norton and Company, Inc., 1967).
  • 8Ibíd.
  • 9John Stuart Mill, Sobre la Libertad (Londres: John W. Parker and Son, West Strand, 1859) habla de cómo el individuo debe vivir experiencias variadas para cultivar y crecer como individuo.
  • 10Ibíd.
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Image Source: Pikrepo
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