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Brexit: La vía de May no es la única vía

Si hay algo que hemos aprendido del desarrollo de la economía británica desde el referéndum “Brexit” es que los fatalistas se equivocaron.

Desde las elecciones del Brexit, el Reino Unido ha creado 450 mil empleos.

El desempleo se encuentra en una tasa del 4%, la más baja desde 1975. La Tasa de Participación Laboral es del 75%. Esto se compara con un desempleo de la Unión Europea de 8.7% y una tasa de participación laboral de 58% en los 28 estados que son miembros.

La productividad está creciendo a la tasa más rápida en 6 años, mientras que los pedidos a fábricas del Reino Unido alcanzan el mayor crecimiento en los últimos 4 años.

Al mismo tiempo, el crecimiento salarial se ha acelerado a su máximo valor en los últimos dos años.

La inflación está por encima de las expectativas, pero esto no tiene nada que ver con el Brexit y tiene todo que ver con la política monetaria extremadamente flexible del Banco de Inglaterra.

Además, se espera que el crecimiento del PIB oscile entre 1.5% y 1.9% para 2018 y 2019, muy lejos de las expectativas de hundirse directo en recesión justo después de la votación del Brexit.

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Recuerden esto antes de decir “Brexit no ha sucedido todavía”. Los fatalistas esperaban que el Reino Unido cayera en una recesión y una destrucción neta de empleos simplemente por el voto del “Sí”.

¿Debería la economía del Reino Unido crecer por debajo del 2%? No. Pero las cifras esperadas no muestran que la economía ha estado creciendo muy por encima de la UE y las economías del G7 durante diecisiete años. El crecimiento anual del PIB del Reino Unido casi ha duplicado el de la Unión Europea durante años.

Por lo tanto, a la economía le está yendo bien a pesar de los indudables desafíos planteados por el Brexit y los fatalistas se han encontrado atrozmente equivocados.

De repente, estalla una crisis política. Boris Johnson, David Davis y Steve Baker han renunciado luego de que Theresa May impusiera una solución unilateral. El plan de May fue claramente el “Brexit más suave posible”, incluido el mantenimiento de la frontera aduanera de la UE y la recaudación de aranceles de la UE para el bloque comercial, mientras que May aceptaría restricciones al acceso al mercado único de servicios, según CNBC.

En pocas palabras, el Brexit de May es la peor solución tanto a favor como en contra. Trata de complacer a los que están en contra, que obviamente no están satisfechos ya que quieren una reversión total de la salida de la UE.

En esencia, el plan es el peor de ambos mundos. Deja el Reino Unido con todos los negativos percibidos que llevaron a un voto de “Sí” en el referéndum y ninguno de los presuntos beneficios de permanecer en la Unión Europea.

Además, la propuesta no protege al Reino Unido de los riesgos que están aumentando en Italia y la crisis de inmigración. De hecho, deja muchas lagunas que efectivamente significan que todo el acuerdo está sujeto a interpretación. La falta de claridad es peligrosa en cualquier acuerdo, pero ser deliberadamente vago es simplemente devastador cuando el tiempo pasa y la fecha límite es obvia.

El camino de May no es la única forma. El Reino Unido debería presentar una propuesta fuerte del Brexit que genere certidumbre, que elimine los excesivos costos y regulaciones. Hay una razón por la cual la UE tiene una solución “canadiense” o “noruega”, y es porque éstas fueron creadas específicamente para estos países. Puede no reconocer las fortalezas del Reino Unido para lograr una “solución británica” específica que sea buena para ambas partes. Ella parece aceptar al pie de la letra que las reglas de la UE, aquellas que la propia UE manipula a voluntad, son intocables.

Esta crisis política agrega incertidumbre a los negocios, la formación bruta de capital, y la creación de empleo, pero también disminuye la influencia del gobierno del Reino Unido en asuntos internacionales cruciales. En lugar de enviar un mensaje de fortaleza, May ha enviado un mensaje de incertidumbre.

Hubiera preferido que el Reino Unido permanezca en la UE y fuera una fuerza motriz para el cambio y la renovación, para la libertad. Pero el Brexit sucedió. Y ahora el gobierno está poniendo a la economía en riesgo al crear una crisis política innecesaria que puede afectar a muchos sectores importantes, mientras ignora los resultados de la votación.

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El Brexit debería haber sido una seria advertencia a la Unión Europea, cada vez más intervencionista, para cambiar sus formas y debería haberse negociado rápidamente desde la posición de fortaleza que tenía el Reino Unido como el segundo mayor contribuyente neto de la UE. Debería haber sido una oportunidad fantástica para que prosperen tanto la UE como el Reino Unido. En cambio, May ha hecho el trabajo para Bruselas demostrando que la Unión Europea es una entidad inmutable, como el Hotel California, donde “puedes pagar la cuenta cuando quieras, pero nunca puedes irte”.

El plan de unilateral de May ha fortalecido la tenaz resistencia de la UE al cambio.

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