Historia de EEUU

Los poderosos políticos federales tienen muchas formas de expresar su descontento con el sector privado de América, y esto es en parte la razón por la que rara vez oímos alguna crítica real a los federales por parte de las empresas americanas.

Facultar a las legislaturas estatales —o peor aún, al gobierno federal— para abolir las regulaciones locales sería un grave error.

Los candidatos políticos ofrecen un gasto gubernamental interminable y «cosas gratis» para todos. Pero, al mismo tiempo, los gobiernos parecen incapaces de realizar incluso tareas básicas como acabar con los disturbios callejeros.

La «wokeness» puede ser ahora una estrategia de relaciones públicas, un método para apelar a la sensibilidad moral del consumidor americano de clase media-alta.

Independientemente de lo que uno piense sobre los inmigrantes, tanto la experiencia histórica como una lectura honesta de la Constitución de EEUU dejan claro que el gobierno federal no está, de hecho, facultado para hacer cumplir la inmigración.

Los Federalistas emplearon todos los trucos: desde retrasar el envío postal de los panfletos de los Antifederalistas hasta librar una guerra de propaganda en la prensa. Los Federalistas también hicieron todo lo posible para limitar el sufragio sólo a los grupos susceptibles de votar a favor de la ratificación.

No hay lugar en una sociedad libre para un gobierno que demande a ciudadanos privados por difamación. Pero incluso entre particulares, las demandas por difamación suelen ser utilizadas por los poderosos para silenciar a los demás.

La «estabilidad» de los precios nunca ha sido una característica de un mercado libre. La estabilidad es una obsesión de los bancos centrales, y puede llegar el día en que éstos intervengan para «estabilizar» los precios de las criptomonedas. Eso será algo malo.

Hoy en día, el sistema político es realmente en muchos aspectos lo que H.L. Mencken sugirió cuando describió las elecciones como una especie de «subasta anticipada de bienes robados». La única respuesta consiste en reducir el número de bienes robados disponibles.

América corporativa —desde Facebook hasta Google y la Liga Mayor de Béisbol— se enriqueció dando a los consumidores lo que querían. Ahora estas grandes firmas utilizarán sus riquezas para aplastar a sus enemigos ideológicos. Así es la vida en una «economía mixta».