Ni las guerras ni los líderes fueron grandes
Desde el siglo XVIII hasta nuestros días, la tradición liberal se ha mantenido firme contra la guerra, basándose tanto en los principios como en la realidad de cómo y por qué empiezan las guerras, y también en el malvado daño que causan a la sociedad. Las excusas para las guerras enmascaran la razón subyacente de las mismas.