Economía global

Como lo hicieron con Trump, los medios clasifican a Bolsonaro de Brasil como un candidato "odioso", pero nunca trata de analizar seriamente cómo han sufrido los brasileños bajo los regímenes de izquierda.

Hemos escuchado de los bancos centrales que hemos estado viviendo en un territorio de crecimiento sincronizado. Bueno, no fue el caso.

Lo último que quiere la izquierda es que la gente entienda que las naciones pobres solo se convierten en naciones ricas con mercados libres y gobiernos pequeños.

Chile estaría aún mejor hoy si hubiera adoptado el laissez-faire de estilo Mises sobre el monetarismo de Milton Friedman. Pero incluso un régimen de Friedman es muy superior a las economías keynesianas que han arruinado a Argentina y Brasil.

La devaluación sigilosa de China no hace que el país sea más competitivo, hace que la deuda de las familias y las empresas sea más riesgosa a medida que disminuye el poder adquisitivo del yuan.

Si bien la indignación por la cena de Maduro con "Salt Bae" es bien merecida, es solo una muestra de cómo el socialismo realmente opera en el mundo real.

Estamos claramente mejor que nuestros abuelos de muchas maneras. Pero ahora debemos asegurarnos de no destruir el progreso que se ha logrado.

La semana de trabajo más corta es completamente una invención capitalista. Como la inversión de capital hizo que la productividad marginal de la mano de obra aumentara con el tiempo, se requirió menos mano de obra para producir los mismos niveles de producción.

Las economías emergentes no deberían apostar a que la Reserva Federal las rescatará, sino que comenzará a resolver sus graves desequilibrios sin esperar milagros monetarios.

La descomposición que Hugo Chávez extendió por toda Venezuela había sido colocada décadas antes por la creación de un Estado de Bienestar aparentemente benigno.