Amiguismo y corporativismo

La tendencia política actual es hacia la monopolización corporativa-estatal de todos los aspectos de la vida, con un creciente control por parte de los directores «privados» aprobados sobre la información y la opinión, la producción económica y la esfera política.

Los defensores del libre mercado se dieron cuenta hace tiempo de que las clases adineradas de banqueros y agentes de Wall Street estaban explotando a la «gente pequeña» para apuntalar las fortunas de lo que ahora es la clase multimillonaria. La estafa sigue viva y coleando hoy en día.

La saga GameStop —¿podemos llamarla insurrección?— quiere héroes y villanos fáciles. Ambos están disponibles.

Si los agricultores del Punjab se presentaran como acomodados, los medios de comunicación los verían como empresarios codiciosos. Pero el aprovechamiento del capital político de la percepción de impotencia les ha permitido ocultar su verdadera condición de buscadores de rentas.

Las primeras páginas de la nueva década parecen una combinación de 1984 de George Orwell y Delirios populares extraordinarios y la locura de las masas de Charles Mackay.

Permitir la venta corta aumenta el número de personas con un incentivo para descubrir información valiosa sobre las perspectivas de las firmas al proporcionar un mecanismo adicional para beneficiarse de la información que resulta ser negativa. Esto hace que los mercados sean más receptivos y honestos.

¡Sorpresa! Una auditoría de los confinamientos de covid de Pensilvania revela que el proceso carece de toda coherencia legal o transparencia. Sin embargo, los burócratas sanitarios de Pensilvania han utilizado estas normas arbitrarias para aplastar a los empresarios de ese estado.

¿Será Biden/Harris una administración transformadora?

Es en parte un intento de borrar al movimiento Trump de las páginas de la historia, pero también es un intento de silenciar las críticas al consenso político emergente en la próxima era de Biden que pueden provenir de círculos progresistas o antiguerra.

¿Apoyamos la «ocupación» de la Cámara del Senado como una expresión de justa ira por la sensación de que las elecciones fueron robadas? En realidad no, porque no logrará nada.