El oro destruirá las falacias keynesianas
Keynes denunció el oro monetario como «una reliquia bárbara». Al final, será esa «bárbara reliquia» la que derroque el régimen del papel moneda.
Keynes denunció el oro monetario como «una reliquia bárbara». Al final, será esa «bárbara reliquia» la que derroque el régimen del papel moneda.
La prescripción keynesiana para una recesión económica es que el gobierno aumente el gasto para mejorar la llamada demanda agregada. En realidad, se trata de una receta para empeorar la recesión.
Ahora que la economía de EEUU se enfrenta a una grave recesión, debemos recordar que dos recesiones terminaron rápidamente porque el gobierno no intervino en absoluto.
Un principio central de la economía keynesiana es que los gobiernos deben incurrir en déficits presupuestarios para estimular el crecimiento económico. Pero, en realidad, el gasto gubernamental contrae la economía.
Vaya más allá de los doctores que dirigen la Reserva Federal o de la forma en que la gente trata a la Fed con deferencia. Al final, no es más que una red de falsificación legal.
En el corazón de la teoría keynesiana del ciclo económico se encuentra la llamada trampa de la liquidez. Sin embargo, en contra de Keynes, las economías no se tambalean por un aumento repentino de la demanda de dinero.
La historia popular dice que el gasto gubernamental masivo —posible gracias al fin del patrón oro— puso fin a la Gran Depresión. Como de costumbre, la historia popular está equivocada.
Los economistas keynesianos fantasean con que una economía de mercado no puede «ganar tracción» sin planes de «estímulo» por parte del gobierno. Al final, lo único que se estimula son la inflación y la recesión.
John Maynard Keynes se burló del dinero basado en el oro calificándolo de «reliquia bárbara», pero fue el oro el que permitió un largo régimen de dinero honesto —y el avance de la civilización.
Los economistas keynesianos afirman que la deflación es tan mala o peor que la inflación. Pero la deflación no sólo revierte los efectos negativos de la inflación, sino que permite la creación de nueva riqueza.