Tan pronto como quedó claro que el Estado sueco no tenía planes de implementar severos cierres, las organizaciones de medios de comunicación mundiales como el New York Times han implementado lo que sólo puede describirse como una yihad ideológica contra Suecia.
Durante muchas semanas, ha habido un incesante tamborileo de artículos con títulos que pregonan el «fracaso de la estrategia de coronavirus sin confinamiento del país», que «Suecia se ha convertido en el cuento de advertencia del mundo» y «Cómo Suecia lo ha arruinado».
Es común leer artículos que afirman que Suecia tiene una de las peores tasas de mortalidad del mundo para COVID-19.
Sin embargo, esto sigue siendo una cuestión de perspectiva.
El total de muertes por millón de habitantes de Suecia al 14 de julio es de 549. Eso es considerablemente más bajo que la tasa de muertes por millón en el Reino Unido, que es de 662, y en España, que es de 608. En Bélgica, la tasa de mortalidad es de 884.
Además, la tasa de muertes por millón en Suecia es mucho mejor que las tasas encontradas en Nueva Jersey y Nueva York: 1.763 y 1.669.
Un lector astuto, sin embargo, notará rápidamente que los artículos que condenan el «fracaso» de Suecia rara vez, si es que alguna vez, mencionan estas comparaciones. En cambio, los artículos contra Suecia se cuidan de mencionar sólo los países con un número de muertes por millón mucho más bajo, por lo general Dinamarca y Noruega. Generalmente se inserta una frase no específica de la población que repite que Suecia tiene: «una tasa de mortalidad mucho más alta que la de sus vecinos».
Los artículos sobre países que tienen muchas más muertes por millón que Suecia suelen dar excusas a esos gobiernos. En mayo, por ejemplo, la BBC repitió los puntos de discusión del gobierno belga, que intentó explicar que las cosas no son tan malas como parecen en Bélgica. En los lugares donde se implementaron severos confinamientos, como Nueva York o el Reino Unido, la explicación es que estos países implementaron sus cierres demasiado tarde.
Pero no importa lo que muestren los datos, siempre se supone que los cierres funcionan bien, y el hecho de que Suecia no cierre con llave tiene una tasa de mortalidad similar a la de Francia, sólo puede explicarse afirmando que Francia no cerró con llave con suficiente dureza o por un tiempo suficiente.
Mientras tanto, la evidencia de que los cierres funcionan realmente sigue siendo irregular en el mejor de los casos. Los resultados que obtenemos de los países con cierres varían mucho, pero los comentaristas ignoran esto y se apegan a un refrán dogmático: los confinamientos siempre funcionan, y Suecia «lo arruinó».
Ahora, «expertos» mundiales, como los de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirman que Suecia está entre los países con más probabilidades de tener un resurgimiento de COVID-19.
Hasta ahora, no hay ninguna evidencia de esto. Dos semanas después de la predicción de la OMS, tanto los casos como las muertes en Suecia continúan con una tendencia a la baja.
De hecho, al observar esto, se podría concluir que gracias a Suecia sabemos cómo son los países con y sin bloqueo: se parecen notablemente en algunos casos.
Del mismo modo, en los EEUU tenemos algunos estados que tuvieron cierres relativamente cortos y menos severos, que podemos comparar con los estados con cierres muy estrictos. En muchos casos, los estados con los cierres leves siguen teniendo un total de muertes que son pequeñas fracciones de las que se producen en áreas con medidas mucho más duras.
Los defensores de los cierres insisten en que sólo debemos «esperar dos semanas» y los asuntos en Texas se parecerán a los de Nueva York. Todo es posible, pero está bastante claro que cualquier tipo de equivalencia entre las dos áreas va a requerir más de «dos semanas» para producirse. Después de todo, después de no haber implementado un cierre durante meses, Suecia todavía no está ni cerca de igualar las tasas de mortalidad reportadas en Nueva York.
Usando el estándar de Suecia todavía estamos muy pronto en el juego para declarar la victoria por un método u otro. Las autoridades suecas siempre han mantenido que su estrategia era mucho más a largo plazo. Están mirando un año más adelante y sugieren que tanto los países con confinamiento como los que no lo tienen se volverán más similares con el tiempo. En algunos países, eso parece ser así, aunque en otros todavía no hay indicios de ello.
