No hay una sola persona en el mundo, ni siquiera un grupo de cien personas, que pueda hacerme a mí. Yo soy la Universidad Mises, la emblemática mini-universidad anual de economía austriaca de una semana de duración que se celebra en el Instituto Mises de Auburn, Alabama. Comienzo con las solicitudes en línea de los estudiantes tras un anuncio en mises.org. Por lo tanto, necesito toda la tecnología necesaria para producir comunicaciones por Internet en las que participen miles de personas, durante décadas, de todo el mundo.
Luego está la planificación de los viajes (el Instituto Mises ofrece becas de viaje a algunos estudiantes), que implica toda la tecnología necesaria para los viajes en automóvil y avión, en los que participan miles de personas de todo el mundo durante décadas. También está todo el capital humano que necesitan el personal y el profesorado del Instituto Mises para organizar todo esto, lo que implica décadas de formación por parte de todos ellos y todo lo que ello conlleva.
Los estudiantes se alojan en el hotel de la Universidad de Auburn y desayunan cada mañana en una casa de tortitas a tres minutos a pie. Pensemos en todos los conocimientos técnicos necesarios para disponer de un gran hotel y un gran lugar para desayunar, con todos los ingredientes, empezando por las granjas de trigo, los molinos de harina, la cría y comercialización de ganado vacuno y porcino, la industria panadera, etcétera.
Una vez que comienza la Universidad Mises, tenemos décadas y décadas de educación, investigación, publicación y enseñanza a cargo de unos dieciocho economistas doctores y profesores en un hermoso edificio con una sala de conferencias de última generación y la más avanzada tecnología de vídeo y audio. Que, por supuesto, es también el resultado de décadas de esfuerzos de miles de personas de todo el mundo. Luego están los almuerzos en el Instituto Mises, que implican, bueno, ya te habrás dado cuenta.
Regalamos libros a los estudiantes y ellos también se llevan a casa cientos de nuestra librería. Piensa en «Yo, librería» y te harás una idea de todo lo que eso conlleva, empezando por la industria maderera y la producción de pasta de papel, la industria de la tinta, etc.
Cada año, desde mediados de los años ochenta, se hace una foto de todos los estudiantes y profesores. Esto requiere aún más tecnología que es el resultado de, bueno, ya se sabe. Al final de la semana hay un examen opcional que tiene una parte escrita y otra oral, con premios en metálico para el primer, segundo y tercer puesto. Los premios son posibles gracias a las generosas donaciones de simpatizantes de todas las profesiones y condiciones sociales, desde abogados a agricultores, pasando por empresarios y casi cualquier cosa.
Hay mucho más sobre la Universidad Mises, pero a estas alturas, querido lector, seguro que ya lo ha entendido. Al igual que nadie en el mundo podría fabricar algo tan sencillo como un lápiz por sí solo, como explicó el gran Leonard Read en su famoso ensayo Yo, lápiz, lo mismo ocurre con la Universidad Mises. Esta cooperación y colaboración masiva de miles de personas, muchas de ellas de todo el mundo, se produce cada año no para obtener beneficios, pues somos una organización sin ánimo de lucro. Ocurre porque todavía hay suficiente libertad en el mundo para poder avanzar en la causa de la libertad a través de la educación económica, histórica y filosófica en la tradición de Ludwig von Mises y Murray Rothbard. No hay nada igual en el mundo.
