De la revista Quarterly Journal of Austrian Economics.
Resumen:
Los conocimientos y la experiencia de Ulysses S. Grant en materia de finanzas nacionales (incluida la política monetaria) progresaron a lo largo de su presidencia, lo que le permitió gestionar eficazmente el pánico de 1873 y sus consecuencias. Para apreciar los retos financieros a los que se enfrentó el presidente Grant, primero describimos cómo la Guerra Civil cambió económicamente a los Estados Unidos. A continuación, el artículo pasa a analizar el auge de la inversión tras la Guerra Civil, que terminó de forma notoria en pánico el 18 de septiembre de 1873. No se exploran ni analizan las causas del pánico, salvo para decir que este (la crisis) estaba implícito en la expansión del dinero y el crédito durante la Guerra Civil, que se redirigió del gasto militar en tiempos de guerra a la producción industrial (incluidos los ferrocarriles) después de la guerra (el auge). La quiebra del influyente banquero Jay Cooke desencadenó el pánico, que provocó una recesión conocida en aquella época como la «Gran Depresión». Inmediatamente se solicitaron ayudas al gobierno mediante la inflación de la moneda. Se analizan las respuestas al pánico del presidente Grant y de la Cámara de Compensación de Nueva York, y se demuestra que, juntas, mitigaron eficazmente los efectos del pánico. A continuación, la narración pasa a las medidas financieras nacionales adoptadas por Grant tras el pánico, concretamente su veto a la Ley de Moneda (o Inflación) de 1874 y su patrocinio y firma de la Ley de Reanudación del Pago en Efectivo de 1875. Ambas medidas son coherentes con la teoría económica austriaca y, junto con la reducción de la deuda nacional por parte de Grant en siete de los ocho años de su presidencia y su discreto enfoque de liderazgo, contrastan fuertemente con las políticas, prácticas y creencias financieras nacionales modernas. No obstante, sentaron las bases para «el mayor período de crecimiento y creación de riqueza de América» (Stockman 2024, 167) y, por lo tanto, deberían reexaminarse dada la situación actual de las finanzas nacionales en los Estados Unidos y los riesgos que plantea.